Tensos y expectantes, 630 alumnos de diversos colegios quiteños rindieron ayer, en el Colegio Central Técnico, norte de Quito, el examen para acceder a la universidad. El centro destinó 21 aulas para recibir, en cada una, a 30 estudiantes. 139 998 chicos se inscribieron en el Sistema Nacional de Nivelación y Admisión -SNNA-, para presentarse ayer al Examen Nacional de Educación Superior (ENES). Fue la tercera jornada tras un proyecto piloto, en enero, y el primer examen nacional del pasado 19 de mayo.
Elba Guanidanez, de 20 años, concluyó el bachillerato en un colegio de Cotacachi, Imbabura.
Antes de la prueba , afirmó que aspiraba seguir Comercio Internacional. Ya estudió dos años en la cerrada Unita y quiere recuperar el tiempo. Vestía el atractivo atuendo de Otavalo: blusa blanca y bordada, hualcas doradas, anaco negro y faja multicolor.
Bryan Méndez, un afroecuatoriano de 18 años, anhela estudiar ingeniería mecánica en la Espe, de Latacunga. Se preparó para la prueba, la cual no fue de conocimientos sino de 120 preguntas de razonamiento verbal, lógico, abstracto y matemáticas.
Méndez, espigado, con pinta de atleta, estudió en el Colegio Técnico Particular Siglo XXI, de Carapungo. Con el título de bachiller en mecánica automotriz, sostuvo que tiene conocimientos sólidos. “Quiero ser un buen ingeniero. Lo lograré”.
Previamente, a las 09:00, René Ramírez, máxima autoridad de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación -Senescyt-, inauguró la jornada en el salón de actos del Colegio Central Técnico.
Ramírez dijo que en 267 recintos académicos de todo el país se iniciaron las actividades, planificadas desde las 08:30 de ayer.
De estos recintos, 153 pertenecen a la Costa, 104 a la Sierra y 10 a la Amazonía.
Además, 5 200 docentes evaluadores, 534 supervisores y 267 funcionarios de apoyo de la Senescyt (6001 personas) participaron en la jornada.
“Siento alegría -explicó Ramírez- porque el proceso significa un sueño que estamos cumpliendo: por la meritocracia, sin palancas, los alumnos accederán a las universidades e institutos técnicos y tecnológicos del país”.
Dijo que gracias a la política de gratuidad y democratización en el acceso a la educación superior, fomentada por el Régimen, la tasa de estudiantes ingresados a la educación superior aumentó de 52 781, en el 2009, a 71 995 en el 2012, es decir, 27% más. Cuestionó al candidato presidencial Guillermo Lasso, de Creo, quien habría dicho que la Senescyt selecciona las carreras. “Eso es falso -agregó- los alumnos pueden elegir la carrera que deseen”.
“No es un examen de conocimientos, eso sería discriminatorio, se centra en la evaluación de procesos cognitivos esenciales para cursar con éxito la universidad”. Además, informó que una publicación iberoamericana, con datos de la Cepal, reconocía que Ecuador ocupa el primer lugar en inclusión educativa, ya que ha acogido al 20% de los sectores más pobres -indígenas y afroecuatorianos.
A las 09:30, los alumnos ingresaron a las aulas. Recibieron explicaciones de los profesores: no podían usar calculadoras ni celulares; en sus manos tenían cuatro cuadernillos con las 120 preguntas. A las 10:30 comenzó el examen y concluyó a las 12:30. Hubo una veintena de atrasados, por diversos motivos, que pedirán una nueva evaluación.
El máster Manuel Miño, vicerrector del colegio, afirmó que 21 profesores -aplicadores de la institución, del nivel tecnológico-, tomaron las pruebas. Otros fueron al vecino Colegio María Eufrasia. Los maestros -explicó Miño- recibieron cursos de tres horas y más para seguir en este proyecto de selección.
Henry Luzuriaga, profesor de matemáticas del Central Técnico, controlaba el examen en el aula 08. De elegante terno gris, infundía respeto ante los concentrados alumnos. “Nada de calculadoras ni audios, peor celulares, así que apaguen nomás”, replicó.
Obedecieron y apagaron los teléfonos móviles. “Soy un docente facilitador, todos nos preparamos bien para esta tarea”.
En otra aula, el ingeniero Édgar Bonifaz, maestro de mecánica automotriz del Instituto Tecnológico Central Técnico, situado en nivel universitario, explicaba a los estudiantes que deben responder en cuatro cuadernillos.
En otro cuaderno constaban las preguntas. Los alumnos, usando lápiz, escogían entre cuatro opciones. Pasado el mediodía dejaron las sencillas aulas, satisfechos por el paso dado.
Respiraron con más tranquilidad por los amplios patios, en la fría mañana de ayer. Joselyn Sarango, egresada del Colegio Shyris, aspira vestir el uniforme blanco de enfermera. “Vivo en Llano Chico, madrugué al examen, entraré a la U. Central”.
Elba Guanidanez y Bryan Méndez mantenían la esperanza de que conseguirán un cupo.
En la puerta del Central Técnico varios jóvenes sollozaban. No llegaron a tiempo y ahora deberán esperar hasta marzo.
Jefferson Pullopaxi, aspirante a ingeniero en sistemas o psicólogo, se quejaba; llegó a las 10:05.
“Me atrasé solo cinco minutos, no me dejaron entrar, es injusto”.
Otra joven, obrera de una imprenta, se retrasó. Salió al apuro del trabajo. Al frente del Central Técnico, en el María Eufrasia, Jimena Bonilla, con un embarazo de 5 meses, llegó a las 10:15. El tráfico le jugó mal. La madre soltera, de 20 años, aspirante a enfermera, estaba triste. Mas, un funcionario de la Senescyt era inflexible. “Tienen que ser puntuales”.
Detalles de la jornada
Vanessa Calvas, subsecretaria de Formación Técnica y Tecnológica, dio la bienvenida a los alumnos que copaban el salón de actos del Central Técnico.
Una vez conocidos los resultados del examen, el aspirante, libremente según el Senescyt, puede escoger de 1 a cinco carreras de entre más de 2 619 opciones existentes en universidades y escuelas politécnicas (65%) e institutos técnicos y tecnológicos superiores (35%).
Si los alumnos demuestran excelencia, al obtener 8/10, recibirán media remuneración básica unificada. Tienen opción a becas en el extranjero.