Los asambleístas quizás estuvieron muy ocupados antes de irse al receso, y seguramente este tampoco es buen momento para leer con detalles los nuevos peros a la ley de medios, cuyo tratamiento está pendiente.
A las observaciones de Human Rights Watch se sumaron las de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA.Varios funcionarios han ido a este ente en dos ocasiones este año, para hacer aclaraciones sobre la Ley. Y han insistido en estar abiertos a las sugerencias.
Esta es la segunda vez que organismos internacionales se preocupan por el tema, lo cual querría decir que no hubo grandes avances entre la Ley que se quería pasar al final del 2009 y que dio lugar a un acuerdo legislativo irrespetado, y la propuesta actual.
Las observaciones se reducen a un puñado de aspectos advertidos desde el momento en que el tema entró en la agenda trazada en Montecristi: un Consejo de Comunicación independiente, que el derecho a la rectificación no dé la posibilidad de imponer contenidos a un medio, que la reserva de la fuente no proteja a las fuentes mismas, que no haya censura previa, que no se imponga la colegiatura, que el Gobierno despenalice los delitos de opinión, entre otros.
Se vuelve a escuchar la promesa de cambios de parte de los autores. Pero no se trata de problemas de forma sino de fondo, pues hay una concepción desde el poder sobre los medios. En el supuesto de que la Asamblea rectifique, queda abierta la posibilidad del veto presidencial. ¿Al fin llega la hora de saber la verdad sobre el tan manoseado proyecto?