Juan Carlos Faidutti habla sobre la crisis de Relaciones Exteriores, la postura de Ecuador frente a las denuncias de Colombia ante la OEA
¿Considera que Ecuador tenía un interés político al aplazar la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA), solicitada por Colombia?
Sí, porque el ambiente que hubiera encontrado Venezuela frente a una denuncia de Colombia habría sido menos receptiva en la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). Por ello, él canciller Ricardo Patiño hubiera preferido que Colombia presente su denuncia sobre Venezuela en la Unasur y no en la OEA. Pero Colombia sabía que ahí no iba a tener la misma trascendencia.
¿Hay un manejo político en la diplomacia ecuatoriana?
Ecuador tiene una gran amistad con Venezuela, manejan conjuntamente su política internacional. Seguramente a petición de Venezuela el Gobierno instruyó a su Embajador.
¿Ecuador debía formar parte del conflicto bilateral?No conozco que Ecuador haya ofrecido ser mediador. Posiblemente Correa, como presidente Pro Témpore de la Unasur, podría intervenir, pero si las partes aceptan. Aunque es difícil porque Ecuador no ha restablecido las relaciones con Colombia. Primero debe arreglar su problema.
¿Y la Unasur podrá arreglar ese conflicto?
Ojalá que la mediación de Unasur dé como resultado que Venezuela restituya las relaciones diplomáticas con Colombia. Eso sí fortalecería el organismo.
¿La postura de Ecuador vulneraría el restablecimiento de relaciones con Bogotá?
Afectaría si Correa quisiera mediar en el problema. La relación bilateral de Ecuador con Colombia se encuentra congelada.
¿Qué repercusiones tiene para el país el manejo accidentado de la Cancillería?
Creo que en este caso el Gobierno se ha impuesto fortalecer la Unasur y quitarle protagonismo a la OEA. Con los intereses del Presidente se manejan las relaciones internacionales.
¿Se deja de lado a los diplomáticos de carrera para ampliar la cuota política?
No. Los diplomáticos de carrera hicieron aprobar en la dictadura de 1963 la Ley de Servicio Exterior, que los favorecía porque imponía al Presidente de la República una cuota para el nombramiento de sus representantes. Luego, en el gobierno de Lucio Gutiérrez hicieron ‘lobby’ en el Congreso para reducir esa cuota del 25 al 15%. Esto sigue vigente pero el Gobierno no lo respeta.
¿La Academia Diplomática no cumplió su rol y por eso en el 2007 el Tribunal Constitucional resolvió que no era necesario cursarla para ser diplomático?
Era igual que la formación que se da en los institutos de diplomacia en Guayaquil y Quito. Si un estudiante graduado en la maestría de Ciencias Internacionales ingresaba al Servicio Exterior tenía que volver a estudiar las materias de diplomacia en la Academia. Ni siquiera daba títulos y estaba conformada por los propios miembros del servicio exterior.
¿La Cancillería debería tener un manejo más político o más diplomático?
El manejo que se le está dando es estrictamente político. Lo lógico sería combinar ambas.
¿Cómo se equilibran?
Es necesario que el Gobierno seleccione rigurosamente los nombramientos para representar al país en el exterior. Que no solo sea condición pertenecer al partido político del Gobierno.
¿Qué falencias ha tenido en la última década la Cancillería ecuatoriana?
Formar un grupo muy cerrado, con el pretexto de la cuota diplomática no pudieron representar al país personas de gran valor. Si por allí un gobierno se pasaba de esa cuota política, inmediatamente la Asociación de Funcionarios y Empleados del Servicio Exterior (Afese) hacía un escándalo. Decían que se estaba violando la Ley, pero ahora el Presidente nombra libremente a todos sus funcionarios y Afese está callada. No me explico ese silencio.
¿Con el nombramiento de María Isabel Salvador, delegada ante la OEA, el Gobierno ecuatoriano asegura una aliada incondicional?
Francisco Proaño sí cumplió las órdenes de Cancillería, pero prefirió renunciar dignamente antes que violar los estatutos de la OEA. Ojalá que María Isabel Salvador, con la poca experiencia que adquirió en el Ministerio de Relaciones Exteriores, pueda desenvolverse en este ambiente, que es de muy alto nivel por parte de los embajadores de los otros países.