La plaza de toros Quito se convirtió hoy en un escenario de protesta política contra el presidente Rafael Correa y su coideario, el alcalde Augusto Barrera.
La molestia de los aficionados por la prohibición de matar al toro en el ruedo, impulsada por el Gobierno, llegó al finalizar la faena del primero de la tarde. Un aficionado exhibió un cartel con la leyenda: “El toro debe morir en la plaza, no en el chiquero”.
De inmediato miembros de la Policía Nacional se acercaron para intentar quitar el cartel por la fuerza. Ese fue el detonante del descontento del público, que rodeó al dueño del cartel e impidió que los uniformados se lleven la pancarta, en medio gritos contra Correa y Barrera.
“Abajo el tirano”, “Quito sin Barrera” y “¡libertad, libertad¡” fueron las consignas que retumbaron en los tendidos de la plaza de Iñaquito.
Minutos más tarde, a través de los parlantes, la autoridad de plaza (nominada por la Comisión Taurina de la ciudad) aclaró que no era suya la orden de retirar los carteles del público.
Al contrario, subrayó que respeta la libre expresión de los aficionados, dejando entrever que la orden de quitar carteles provino del Gobierno. Los gritos de “¡libertad, libertad!” retumbaron nuevamente en la plaza.
Durante el festival de hoy, el diestro capitalino Martín Campuzano brindó la faena de su astado al fiscal general Galo Chiriboga, aficionado y quien en 2009 participó en las primarias de Alianza País para ser candidato a Alcalde de Quito.
Entre los aficionados también figuró Pierina Correa, la hermana del Presidente. En cambio, la noche del miércoles asistió a la plaza Pedro Delgado, primo de Correa y titular del Banco Central.
La prohibición de matar al toro en la plaza surgió tras la consulta popular del 7 de mayo, en la que el presidente Correa introdujo una pregunta para impedir la muerte pública del animal. Una vez lidiado el burel, este es conducido a los chiqueros de la plaza donde es sacrificado.