Otto Sonnenholzner, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión (AER), Guayas
No nos oponemos a un Consejo de Regulación, pero hay que tener en cuenta que en la consulta popular se aceptó su existencia, pero no se especificó cómo estaría conformado. Eso es lo que se debate hoy en día.
Esta Ley de Comunicación es una oportunidad de hacer las cosas mejor. Hay que recordar que ya hubo una regulación con el antiguo Consejo Nacional de Radiodifusión y Televisión (Conartel) que actualmente es el Consejo Nacional de Telecomunicaciones (Conatel).
En el Conartel había miembros de la Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión y de la Asociación de Canales de Televisión. Con el cambio, ambas asociaciones fueron eliminadas bajo el argumento de que no podía haber influencia de poderes económicos y que los regulados no podían regularse.
En las recomendaciones de los tratados internacionales se establece que estos consejos no deberían tener injerencia económica ni política. Es decir, que no podemos estar los gremios pero tampoco los poderes políticos.
Sin embargo, hay una excepción para estos casos. Solo si ese Consejo va a regular temas técnicos es necesario que haya un representante del Ejecutivo, bajo el argumento de que es el administrador del espectro.
Si ese Consejo solo va a tener atribuciones en el marco de los contenidos, no hay necesidad de que posea un representante del Ejecutivo. De lo contrario habrá que buscar maneras de fortalecer su independencia o será dominado por el Ejecutivo.
En materia de derecho de comunicación y de libertad de expresión no hay un gran margen para inventar muchas cosas. Hay que tomar en cuenta que todo lo que se adhiera puede irse en contra de tratados internacionales que ya están escritos.
Pienso que la cláusula de conciencia debe estar en la nueva ley. Aunque los que somos parte del ámbito comunicacional sabemos que la responsabilidad ulterior ya existe. Lo más justo es que la Ley de Comunicación garantice la libertad de expresión y no lo contrario.