Tras seis meses de asilo, la resolución de la causa de Julián Assange “está en manos de Europa” , según el presidente Rafael Correa, en un caso que determinó la política exterior del país andino en este año.
“Ecuador ha hecho lo que tenía que hacer, somos un país soberano y no tenemos que pedirle permiso a nadie” , dijo Correa recientemente en rueda de prensa a medios nacionales e internacionales.
Assange se refugió el 19 de julio de este año en las oficinas de la embajada y el gobierno ecuatoriano le concedió el asilo el 16 de agosto, considerando que su vida está en riesgo ante una posible extradición a Suecia, donde enfrenta una investigación por posibles abusos sexuales que podría derivar en una nueva extradición a Estados Unidos donde arriesga ser condenado a pena de muerte por la difusión de cables secretos.
Para que Assange llegue a Ecuador, el Reino Unido debe otorgarle un salvoconducto, pues de lo contrario sería inmediatamente detenido y llevado a Suecia. Pero el gobierno de Londres ha expresado su total negativa a emitir el documento.
Mientras, Suecia se ha negado a que un fiscal tome las declaraciones a Assange en las dependencias de la embajada para que así pueda continuar el proceso.
El gobierno ecuatoriano que en un inicio hasta tomó contacto con representantes del gobierno británico para que se le conceda el salvoconducto, ha dejado de realizar avances de tipo diplomático, aunque los canales se mantienen abiertos.
De hecho, el presidente Rafael Correa expresó a una pregunta de ANSA la semana anterior, que sobre este caso “todo está en manos de Europa” y que “Ecuador ha hecho todo lo que tenía que hacer”.
“Ahora todo está en manos de Europa. Si Gran Bretaña concede el salvoconducto, mañana se acaba este asunto; si Suecia manda a su fiscal a la embajada para interrogar a Assange, mañana se acaba este asunto; si los recursos que el abogado de Assange, Baltasar Garzón, ha iniciado, funcionan, se acaba este problema” , dijo Correa.
Esa posición difiere de la adoptada por el gobierno en meses anteriores, cuando recibió en Quito a la madre de Assange, tomó contactos con representantes de Gran Bretaña y de Suecia para facilitar en algo la situación del australiano.
Ni Correa ni el canciller Ricardo Patiño, quienes meses antes habían insistido en que Assange puede permanecer de “manera indefinida” en la delegación, esta vez no se refirieron a esa posibilidad.
Según Santiago Basabe, profesor del programa de estudios políticos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) , “Ecuador no puede hacer mucho tampoco, porque tan soberano como es el gobierno de Ecuador para otorgar asilo, igualmente es Gran Bretaña al negarse a dar el salvoconducto”.
La posible salida a la situación, según el analista consultado por ANSA, es que “el proceso judicial en Suecia, la orden de prisión preventiva quede sin efecto por la propia disposición y Assange pueda salir y esté en libertad, lo más viable en el corto plazo es eso y ahí la injerencia de Ecuador no es mayor” . A pesar de que la situación del australiano todavía es indeterminada, ha marcado la política exterior del Ecuador en el 2012.
Una vez que Assange ingresó a la embajada en Londres, Ecuador estuvo en los titulares de los principales diarios del mundo y el día en que el canciller anunció, en Quito, la decisión de otorgarle asilo político varios medios la transmitieron en vivo desde la Cancillería, donde llegaron cientos de periodistas.
Según el analista de Flacso, el caso “ha colocado al país en la discusión internacional, es uno de los temas claves que más ha movilizado opinión pública lo cual no implica que eso vaya a favor de los objetivos del estado” y ha logrado el objetivo del gobierno de “tornar a Correa en un personaje mediático, en posicionarlo mediáticamente”.
Luego del anuncio del asilo, Ecuador siguió en los titulares, al convocar a reuniones urgentes de Unasur, Alba y OEA en una cruzada diplomática en contra de la “amenaza” de Reino Unido de irrumpir en su embajada en Londres para apresar a Assange.
Los cancilleres de Unasur, al igual que los del Alba, reunidos en la ciudad portuaria de Guayaquil se solidarizaron con Ecuador a través de una declaración de siete puntos en contra de la eventual “violación” de su misión diplomática.
Los cancilleres y representantes reunidos en Washington en la OEA aprobaron por consenso una resolución que muestra su “solidaridad y respaldo” a Ecuador.