Raúl Vallejo asumirá sus funciones en la Embajada ecuatoriana en Colombia, el miércoles próximo. Él contestó este cuestionario vía correo electrónico.
¿Por qué aceptó ser embajador en Colombia? ¿Cómo fue el contacto para que surja esta propuesta?
Cuando el presidente (Rafael) Correa me propuso ser embajador en Colombia pensé inmediatamente en la enorme responsabilidad que tenía por delante y el nivel de confianza que significaba la asignación de dicha tarea. Es un deber ético para con la patria la aceptación de una misión de tal naturaleza y, al mismo tiempo, es un altísimo honor para un ciudadano el asumir la representación de su país.
En una entrevista a la revista Spondylus dijo que su vocación siempre será la escritura. Pero el estar al frente de una Embajada no está relacionado con las letras.Lo dije anteriormente cuando ocupé el Ministerio de Educación; ahora lo repito: “Yo soy un escritor que está de embajador”.
¿Cuáles serán sus principales funciones al frente de la Embajada?
Existe una hoja de ruta trazada por las cancillerías de Colombia y Ecuador que se ha venido cumpliendo con un espíritu dispuesto a generar confianzas mutuas. Existen aún algunos puntos delicados de esa agenda que, estoy seguro, serán solucionados, pues entre los presidentes (Juan Manuel) Santos y Correa hay una firme voluntad política para reconstruir las relaciones fraternas que nos han unido históricamente y que, dados los sucesos de Angostura, se fracturaron. Espero que mi gestión contribuya a restablecer plenamente el espíritu de confianza, de cooperación, y de fraternidad necesarios entre países vecinos.
¿Cuál será su punto de mayor interés en las relaciones entre Quito y Bogotá?
Mi tarea, en términos generales, consistirá en darle continuidad a la hoja de ruta acordada por nuestra Cancillería y la de Colombia. Un aspecto importante es la evaluación, junto al equipo de la Embajada que ha trabajado durante este tiempo, del estado de ejecución de lo resuelto en las tres reuniones de la Comisión de Asuntos Sensibles y del estado de avance de proyectos binacionales así como la profundización del trabajo hecho hasta hoy en el tema refugiados.
¿Cómo puede contribuir a fortalecer el lazo bilateral?
Puedo contribuir a fortalecer el diálogo franco, directo y constructivo. Mirar hacia el futuro es una necesidad pero esa mirada se construye desde un presente de realizaciones. Es indispensable fortalecer los lazos culturales, comerciales e históricos.
Usted renunció a la Cartera de Educación, ¿por qué?No fui removido como erróneamente dijo EL COMERCIO. Yo renuncié ya que, después de más de cuatro años de trabajo, me pareció necesario, y eso lo conversamos con el Presidente, que el equipo del Ministerio se refresque con otro liderazgo.
En la Asamblea, los maestros plantearon un pedido de juicio político que no prosperó. Pero siempre cuestionaron su accionar al frente de educación.
Los maestros, en general, no plantearon ningún juicio contra mí y apoyaron mi gestión. Quien planteó el juicio fue el MPD, pues durante mi gestión perdió el manejo político en el sistema educativo que realizó durante años y el Ministerio recuperó la rectoría plena del sistema.
Un eje del pedido de censura fue la declaratoria de que Ecuador es un país libre de analfabetismo. Esos errores no se pueden cometer a escala internacional.
La declaratoria se hizo de buena fe en la medida en que un informe de Unesco -como lo reconoció oficialmente Eduard Matoko, el representante de dicha institución-, dio al Ministerio los elementos para hacerla. Cuando nos dimos cuenta de que había un error de cálculo, yo fui el primero en hacérselo saber al país y a la propia Unesco.
Usted ha escrito varias obras, ser embajador le permitirá tener el tiempo para seguir haciéndolo.
Toda mi vida, en toda circunstancia, he continuado escribiendo. Afortunadamente, no veo televisión.
En octubre pasado usted se volvió a casar. ¿Sus nuevas funciones no interferirán con su vida familiar?
El 29 de octubre, me volví a casar con la persona con la que estuve casado más de 23 años. Tuvimos el gusto y el honor de que nos casara el presidente Correa en Carondelet. Creo que ambos hemos aprendido mucho, no solo de la vida, sino también sobre nosotros mismos y los errores que cometimos en nuestra relación, ahora son una lección que nos permite mantener viva la llama del amor recuperado.