Carlos Andrés Vera es un joven periodista y cineasta. Ha seguido con mucho rigor la situación de los pueblos no contactados en la zona del Yasuní. Su participación en plataformas como Twitter es permanente. Considera que la información y las denuncias que circulan por esta plataforma cambiaron la agenda de los medios y de los personajes públicos.
Las protestas a futuro serán en las redes sociales y no tumbarán gobiernos, pero sí los cambiarán en las urnas”.
Esta semana, Facebook cumplió 10 años, volviendo incuestionable la potencia de las redes sociales a escala mundial. ¿Cuál es el aporte de estas dentro del debate público en el Ecuador?
En Ecuador están cada vez más restringidos los medios para opinar con libertad. Antes, los debates se ventilaban allí, ahora están en las redes.
Las redes sociales han producido un efecto democratizador en todo el mundo, no solo en Ecuador.
Correcto, pero en los lugares en donde hay una opresión fuerte desde el Estado son el único canal de debate. El Estado busca controlar el debate público, pero no podrá hacerlo mientras este se dé en las redes.
¿Es imposible controlar?
A menos que quieras cortar el ‘cable’, no veo la forma.
Parecería que el debate público, en Facebook y Twitter, solo se queda en lo virtual. ¿Es así?
Ahora los medios y los personajes se fijan mucho en lo que ocurre en las redes sociales. El ejemplo más reciente es lo de Fernando Cordero, del IESS, que corta el contrato de las revistas de Condorito a raíz de las denuncias que circularon por las redes. ¿El ‘Corcho’ pudo haber ignorado ese debate? Pues no lo hizo. Tal vez Twitter no permita desarrollar un debate complejo o profundo, pero crea agenda mediática y son espacios para la denuncia.
¿Facebook tiene el formato para ese debate amplio?
Hace rato dejé los debates en Facebook, porque sentí que no llevaban a nada. Fue cuando subí las fotos de mi hijo, que no tenía ni 1 año, y recibí insultos. Lo mismo hice con Twitter. Ahora prefiero usarlas para información relevante.
¿Es la lección que le queda a un ‘tuitero’ después de que por años usara esta red para confrontar con el poder?
Para mí, Twitter es grafitear y yo grafiteo todos los días. Si esto estorba al poder, me alegro: voy a seguir grafiteando. Lo que sí trato es de no debatir en Twitter, incluso por el tiempo que ello te roba. Caí en cuenta de que esos debates estorban a mis seguidores. Lo único que gané es más estrés.
¿Por la confrontación?
En el estado de polarización actual, el debate sensato es muy difícil. Está manchado todo el tiempo por el ‘troll center’, que estoy seguro tiene el Gobierno.
¿Entonces, el debate por las redes sociales se queda en la estratósfera?
No lo creo. Si fuera ese el caso el Gobierno no destinaría tantos recursos a las redes sociales en todos los sentidos. Todos los ministros tuitean y juegan por debajo de la mesa con su ‘troll center’ y las cuentas anónimas, básicamente para atacar.
Dejando de lado al Gobierno, ¿la ciudadanía está aprovechando las redes sociales? ¿Cuántas protestas convocadas por los tuiteros quedaron en nada?
La forma de hacer política en estos tiempos ya no es la calle, sino estas plataformas.
¿Con qué resultados?
A lo mejor no hay marchas porque se las ha criminalizado desde el Estado. Pero Twitter sí puede levantar conciencias y que la gente se informe.
¿O será que las redes sociales en Ecuador no parecen efectivas para una movilización social, porque la gente lo que no encuentra es esa razón para protestar?
Hay cierta tranquilidad, pero gracias al efecto de la propaganda. Trato de no generar crisis. Más bien, en el caso de la explotación del Yasuní y del exterminio de los taromenane, temas con los cuales estoy comprometido, quiero dejar un antecedente histórico grabado en la red. Para mí, las redes tienen un fin histórico para que mis hijos y nietos sepan cómo fue el Ecuador y no se queden únicamente con el contenido de la propaganda. Ese es mi deber.
¿A futuro, se podrá concebir un debate político por fuera de las redes sociales?
No, porque ahora la opinión de la gente está en vivo y en tiempo real y porque ha comenzado a fiscalizar. Una metida de pata se revela en cinco segundos. Esta interacción obliga a todos los actores mediáticos, políticos y ciudadanos a estar alerta. Ya no es tan fácil engañar a la gente. Los medios lo están comprendiendo recién en este último año.
¿Y los políticos?
Todavía no, salvo Alianza País, que tiene una maquinaria gigantesca y recursos.
¿La protesta social seguirá por fuera de las redes?
En ninguna parte; y preparémonos para ver protestas solo a través de redes sociales. De pronto estas no tumben un gobierno en las calles, pero sí lo cambiarán en las urnas.
¿El ecuatoriano, tanto en Facebook o en Twitter, se nutre del debate público?
Yo diría que usa esas redes más bien por entretenimiento.
¿Se podrá ejercer ciudadanía sin estar en las redes?
Absolutamente no, porque ya no se puede retroceder en esta forma de mantenerse conectado e informado.