“Correa, amigo el pueblo está contigo”, gritaban partidarios de Alianza País a las 09:00 frente al edificio de la dirección provincial del Consejo de la Judicatura, ubicado en Pedro Moncayo y Nueve de Octubre. Para las 10:00 estaba programada la audiencia por la demanda del Presidente contra El Universo, sus directivos y Emilio Palacio en el segundo piso.
Cada vez que los manifestantes topaban la calle, policías los obligaban a despejar la vía. 32 militares se ubicaron en la entrada principal. El edificio fue rodeado por policías que impedían el paso a vehículos particulares. 26 agentes del lado de la Nueve de Octubre y el mismo número del lado de Vélez. Todos los uniformados contaban con escudos protectores.
Mientras los partidarios del oficialismo gritaban barras a favor de Correa, comenzaron a llegar las partes. Los abogados de la parte accionante, Alembert y Gutemberg Vera, llegaron antes que el Presidente. A su entrada el cordón militar se abrió lo suficiente para que pasaran. “Vamos a exigir que exista una verdadera libertad de expresión, una libertad de expresión honesta y culta; y no el derecho del insulto”, dijo.
También llegó la hermana del Presidente, Pierina Correa. “Este juicio va sentar un precedente para que el periodismo se desarrolle en el marco de la libertad de prensa pero también al respeto de las libertades de los ciudadanos”, dijo. Mientras ella hablaba con los medios, la interrumpió el sonido de las sirenas de los vehículos de la seguridad presidencial.
Rápidamente el cordón policial que cerraba el acceso desde la calle Vélez se abrió. Pasaron dos vehículos de seguridad. En el tercero iba el Presidente. Los partidarios del Gobierno gritaban con más fuerza al ver el rostro de Correa por la ventana del carro. Apenas alcanzó a saludar con la mano a sus partidarios, cuando el móvil entró al garaje del edificio.
Luego de esto los militares tuvieron que sacar a los manifestantes que ya habían acaparado la vía. Tras unos minutos despejaron el espacio para que una decena de vehículos que escoltaban al Presidente pudieran parquearse fuera del edificio. Después agentes de inteligencia resguardaban el recinto vestidos de civil y usando un auricular.
Más de 100 manifestantes llegaron desde los cantones Durán, Santa Lucía, Yaguachi, Palestina, Balzar y El Triunfo, contó Xavier Reyes, presidente de las Juntas Cívicas Populares Eloy Alfaro. “La base de esto es respaldar al presidente de los pobres porque ha sido mancillado su honor por un editorialista”, dijo.
Cada vez que llegaba alguno de los querellados o alguien a favor de El Universo, la barra de los militantes de País cambiaba. Con la llegada de los hermanos Pérez, Martha y Jaime Roldós (abogado de Palacio) o Tania Tinoco (testigo de los directivos) se escuchaba el grito colectivo “Ahí están, esos son los que joden la nación”.
Luego de una hora de transcurrida la audiencia, bajaron los directivos del diario. Entregaron un boletín de prensa en el que se establecía que el diario ofrecía rectificar el texto ‘No a las mentiras’, que dio pie a la querella. “Siendo para nosotros imposible rectificar afirmaciones que no fueron nuestras – y sin poder anticipar que la rectificación que hagamos coincida con su pensamiento – le ofrecemos que nos haga llegar el texto de la rectificación exigida para disponer su reproducción íntegra en El Universo, en el día y espacio que usted señale”, dice en el texto.
Sin embargo, Nicolás Pérez, uno de los directivos del medio, explicó en su cuenta Twitter que el abogado del Presidente afirmó que no hay posibilidad de conciliación.
Mientras la diligencia, a la que no tuvieron acceso los medios de comunicación, se daba en el auditorio, afuera los manifestantes no paraban de lanzar barras.
Algunos vendedores informales aprovecharon la multitud para expender sus productos. Sobre la calle de adoquines se observaban envases de bebidas vacíos. “Prensa respete a nuestro presidente Correa”, decía en un cartel que sostenía Pablo Chacha, miembro de la Junta Cívica Popular de Guayaquil. Según el manifestante “estaremos aquí hasta que el presidente salga, esto es por voluntad propia nadie aquí está pagado”.