Javier Ponce le ha hecho un gran bien al país al describir en apenas una frase la auténtica identidad política de este Gobierno. O más bien dicho de Rafael Correa que no es lo mismo pero que, en estricto sentido de la realidad, es igual.
Según Ponce, era necesario dinamitar y destruir algo más de 60 retroescavadoras de los mineros ilegales de Esmeraldas porque de no haberlo hecho “los jueces corruptos les devuelven las máquinas a través de medidas judiciales” .
En apenas una frase Ponce ha dejado en claro que en el Ecuador, mientras el poder lo ejerzan iluminados que pueden intuir qué es lo que van a hacer los jueces corruptos no hay necesidad de sistema judicial alguno. ¿Para qué?
La definición de Ponce sintetiza también una de las transformaciones más fundamentales que este Gobierno ha logrado realizar durante sus 4 años de ejercicio. En el Ecuador de hoy, la presunción de inocencia ha sido reemplazada por la de culpabilidad. En tiempos de revolución ciudadana todos son culpables mientras no demuestren su inocencia.
Lo dicho por Ponce es también un precedente importantísimo para el futuro. Cuando los iluminados sospechen que un juez va a absolver o a condenar a alguien contrariando su voluntad, se deberá dinamitar las cortes de aquellos jueces corruptos.
Lo dicho por Ponce asimismo es una brillante validación de la tesis de la guerra preventiva, que tan mala era cuando la defendía George W. Bush para su obsesión en Iraq, pero que tan buena ha resultado ser en Esmeraldas.