La ‘renovación’ de Gabinete que está en marcha es el cuarto ajuste que Rafael Correa realiza a su equipo desde que es huésped de Carondelet. Enero de 2008, febrero de 2009 y abril de 2010.
En esas fechas el Presidente modificó más de una ficha de su equipo movido, básicamente, por razones electorales (hubo comicios en 2008 y 2009).
Aunque Correa repite que haber solicitado la renuncia a todos sus ministros es una acción de “rutina”, el reloj político marca de nuevo un escenario electoral.
El 2012 se perfila como un año de alto contenido electoral, en el que estará en juego la eventual reelección de Correa y el dominio de Alianza País, expresado básicamente en el Parlamento.
De ahí que con los cambios en su equipo, el Mandatario apunte a evitar que se reediten, a corto y mediano plazos, dificultades de gestión en áreas claves, así como a resolver problemas políticos con varios sectores sociales.
Fernando Alvarado, vocero de Carondelet, no niega que con esta ‘renovación’, al Jefe de Estado le interese optimizar los resultados.
Al preguntarle cuánto peso tendrá en las modificaciones del Gabinete el contenido electoral del 2012, responde: “El mismo peso de siempre, este Gobierno se ha caracterizado por estar en permanente campaña”.
Las palabras de Alvarado se refieren a que la tarea ministerial debe acompañar al estilo de gobernar de Correa, caracterizado por permanentes recorridos, revisión de obras y organización de gabinetes itinerantes.
Aunque Carlos Larreátegui, ex secretario de la Administración Pública, piensa que no se puede esperar un cambio estructural en el equipo de Correa.
Por ello afirma que ante la “banalización” del concepto de crisis de Gabinete, en la Casa del Gobierno no habrá más que un nuevo “reciclaje”. Entonces, ¿qué tipo de cambio de ministros se concretará desde hoy? En el Gobierno se dice en voz baja que es hora de que ciertos cuadros asuman roles políticos que ayuden a resolver este escenario político complejo.
La situación política
Las dificultades del frente político han sido visibles. El episodio más reciente ocurrió en las elecciones legislativas, cuando Alianza País tuvo problemas para retener la conducción de la Asamblea. Correa amenazó con aplicar la figura de la ‘muerte cruzada’, para disolver a la Asamblea y llamar a comicios anticipados.
Por eso, en el bloque se recuerda que a Doris Soliz, ministra de la Política, se le escapó el tema de las manos. En esas negociaciones parlamentarias debió intervenir el canciller Ricardo Patiño.
Asambleístas oficialistas como Linda Machuca destacan que Patiño era un “interlocutor válido”. De ahí que un recambio en el Ministerio de la Política suene lógico. Más aun cuando el Gobierno se ha abierto frentes con organizaciones sociales y de izquierda, antes aliados (Conaie, MPD y ex ministros como Alberto Acosta y Gustavo Larrea). “Es evidente que si hay un cambio (en el Gabinete) es por los problemas políticos que tiene”, indica Larrea, quien es parte de Participación, y busca consolidar a la izquierda.
Esto se refleja en el choque del Gobierno con sectores sociales. El último es con los servidores públicos, por la compra obligatoria de renuncias. Aunque también hubo protestas de grupos ambientalistas, campesinos y estudiantiles.
De ahí que la posible llegada al Ministerio de la Política de Betty Tola, actual secretaria del Migrante, pueda ser un puente con estos sectores. Tola fue vicepresidenta de Pachakutik y tiene buenas relaciones con organizaciones sociales y de izquierda.
Además, su nombre es visto con buenos ojos en el bloque, que tiene la misión de sacar adelante la reforma tributaria y la Ley de Comunicación, que tuvo una alta resistencia en la consulta popular del 7 de mayo.
En este escenario, el futuro de Patiño será clave para el oficialismo, aunque aún se ha mantenido en reserva. Hace dos semanas, él dijo que trabajará desde el campo que Correa requiera. Ha estado en las secretarías de Economía, Litoral, Política y RR.EE.
Un nuevo espacio para Patiño puede ser la Secretaría de la Administración Pública, encargada de coordinar el trabajo de los resortes del Régimen, claves en un año electoral, que durante casi cinco años han estado en manos de Vinicio Alvarado.
El propio Correa arrojó una pista de un eventual cambio de Alvarado, especialista en temas de publicidad y marketing electoral.
“El Secretario de la Administración (también presentó la dimisión) a pedido del Presidente, para darme libertad para hacer los cambios a los que tengo total derecho”, anticipó Correa.
Problemas sociales
Fernando Alvarado se cuida al comentar si los cambios se dan por ineficiencia de ciertos ministros. “Hay ministros que cumplieron su etapa de implementación y otros llegarán a desarrollar las bases sentadas”.
Las dificultades en salud son de las que más contrariedades les han generado. Hospitales abarrotados, infraestructura destrozada y hasta neonatos en tinas plásticas fueron imágenes recurrentes que ni con seis meses de emergencia se corrigieron. Esos episodios se canalizaron en varios ‘jalones de orejas’ públicos del Presidente al ministro del ramo, David Chiriboga. De ahí que en Carondelet se da casi por hecho un relevo.
Llamados de atención similares se han dirigido a Gloria Vidal, ministra de Educación. El último caso fue el descontento de estudiantes secundarios por la aplicación del proyecto de bachillerato unificado. En este escenario se especula sobre cambios que se anunciarían desde hoy.
El sector económico
En el equipo económico, el Presidente apostó hace 19 meses por un refrescamiento de las filas. Dos novatos en el plano político, pero con un currículo académico sólido, ocuparon las principales carteras. Katiuska King llegó al Ministerio de la Política Económica en lugar de Diego Borja y Patricio Rivera fue a Finanzas en reemplazo de María Elsa Viteri. El recambio, al parecer no cuajó del todo.
Durante todos estos meses, ambos ministros se vieron envueltos en una serie de roces dentro del Gabinete y los rumores sobre su salida eran frecuentes. De hecho, al renunciar King, fue eso lo que denunció, aunque sin ahondar en detalles, de que se iba por diferencias ideológicas dentro del grupo de trabajo. Eran bien conocidos sus constantes peleas con la ministra de la producción, Nathalie Cely. Ahora, ninguna de las dos está, pues esta última fue enviada como embajadora a EE.UU.