Ayer, el general Patricio Pazmiño acudió a una ceremonia en la Unidad Antimotines. Foto: Policía Nacional
En la Policía pocos datos han trascendido desde que el viernes se anunciaran dos hechos: un posible caso de corrupción en los pases de los gendarmes y la baja voluntaria del comandante Fausto Tamayo. Ayer, este Diario habló con un alto oficial y confirmó que el caso está en el Ministerio del Interior.
Las alarmas se encendieron luego de que se mencionara que por cada pase se cobraba entre USD 1 500 y 5 000. Estos valores regían para oficiales y personal de tropa que querían trasladarse a las provincias que ellos eligieran.
De momento, el Min. del Interior analiza si se entrega o no la información de este caso a la Fiscalía y se recogen más datos para la investigación. Estos hechos se registraron mientras se consolida el nuevo sistema de pases que comenzó en el 2010, tras la insubordinación del 30-S.
La idea era regular los traslados del personal de acuerdo con las “necesidades operativas, humanitarias y de seguridad”. También se buscaba que los cambios de lugar no se ejecuten por castigos. Para ello se coordina con la Dirección General de Personal a fin de considerar que el cambio de plaza se ejecute por regiones geográficas cercanas al domicilio del agente.
De hecho, cuando se levantó una encuesta de percepción en los cuarteles policiales se conoció que el 41% del personal no estaba conforme con el sitio en el que trabajaba en ese momento.
Actualmente, para ejecutar los traslados de los agentes, la Comisión de Pases analiza que los policías cumplan tres requisitos. Primero: ese departamento presenta un informe en el que se ve si la dependencia a la que desea ir un uniformado necesita personal o no. Segundo: se estudia el tiempo de servicio de los uniformados.
Tercero: se verifica el resultado de las evaluaciones y del desempeño de los agentes en la zona donde trabajaron (número de detenidos, bandas desarticuladas, etc.).
El artículo 96 de la actual Ley de Personal de la entidad uniformada señala que “los pases a otras unidades, repartos o dependencias, se realizarán de acuerdo con su capacitación y especialización de conformidad con el Reglamento vigente”.
El nuevo comandante
El general Patricio Pazmiño ocupa temporalmente el cargo de comandante de la Policía tras la baja voluntaria que presentó Fausto Tamayo.
Ayer, 6 de julio del 2015, el nuevo jefe policial acudió a las instalaciones en donde funciona la Unidad Antimotines (UMO) para reconocer el trabajo realizado por esta entidad. Lo acompañaban el ministro José Serrano y otros altos oficiales.
En la ceremonia, Pazmiño indicó que la UMO cuenta con el respaldo legal e institucional para actuar. También resaltó “el profesionalismo en beneficio de la seguridad”.
Precisamente ese grupo actuó la semana pasada en las protestas registradas en el Centro Histórico de Quito.
Mientras Pazmiño ocupa la Comandancia, el Ministerio del Interior remitirá a la Presidencia de la República una terna de generales. De esta saldrá el oficial que reemplace definitivamente a Tamayo.
De acuerdo con la escala jerárquica, los generales Patricio Pazmiño, jefe de Estado Mayor; Juan Barragán, director de Asuntos Internos, y Diego Mejía, subsecretario de Policía, son los oficiales de mayor antigüedad en este momento.
El artículo 17 de la Ley Orgánica de la Policía señala que “el comandante general será designado por el Presidente de la República, a pedido del Min. del Interior, de entre los tres generales más antiguos en servicio activo. En caso de ausencia o impedimento temporal, le subrogará el Jefe de Estado Mayor”.
Esos oficiales acompañaron a Pazmiño en la ceremonia que se realizó ayer en la sede de la UMO. Ellos se sentaron en primera fila junto al comandante temporal y escucharon lo que este dijo. Una vez que se elija al nuevo comandante, el oficial permanecerá dos años en el cargo.