Cuando el Gobierno solicita el uso “racional” de la energía eléctrica y decreta el uso de las plantas eléctricas en los edificios públicos, lo que uno esperaría es que el Ministerio en donde mayormente se entendería la palabra “racional” sería el Ministerio de Educación (Juan González y Juan Pablo Sanz, sector Iñaquito).
Lamentablemente, es aquí donde se ve la falta de racionalidad, respeto a los demás y pobre uso de sentido común en la administración de este edificio público ya que debe estar a cargo de alguien cuyo criterio y razonamiento encaja en el actual modelo de gobierno, es decir, no uses tu criterio y obedece sin importar tu opinión.
Lamento ser vecino de este edificio ya que prende su planta eléctrica 24 horas, incluido el fin de semana, contaminando con el ruido todo el barrio, afectando nuestra salud, nuestro sueño e irrespetando toda norma de buen vivir.
Les agradeceré visitarnos y “oír” lo que vivimos desde hace 15 días debido a que algún “descriteriado” no se atreve a usar su cerebro y sentido común, seguramente por el miedo que le causaría el atreverse a “interpretar” lo que la Presidencia dispone.
Me pregunto, ¿por qué gastar “mi dinero de los impuestos” en el combustible de la planta eléctrica a las 23:00, 24:00, 01:00, 02:00, 03:00, 04:00…?
No creo que los servidores públicos de este edificio trabajen tan tesoneramente en esos horarios, y por último, una planta eléctrica prendida en un fin de semana solo para el uso de los guardias, seguramente dirán que se necesita que estas dos personas escuchen la cadena radial del Presidente.
He llamado a la Policía, y al Municipio sin éxito, no tengo respuesta, por último he solicitado a los guardias de dicho edificio reporten mi malestar al administrador (no sé quien es), pero lo mas fácil es decir que un decreto lo estipula, pero me pregunto ¿dónde queda el respeto a los demás?, la contaminación, el Defensor del Pueblo, etc. ¿Todos tienen miedo o incapacidad?
Mi familia, y en especial mis hijos, necesitan dormir…
Ojalá a través de sus medios me puedan ayudar, estoy seguro de no ser el único con esta molestia, pero creo que muchos se están acostumbrando a vivir con el miedo de quejarse o hablar.
Adrián Peñafiel