Redacción Quito
Hace 30 años Isabel Nazca asaba y vendía la tripa mishque en una de las veredas de la calle Michelena, en El Pintado, en el sur. “En esa época las calles eran de tierra y los terrenos eran botados”, recuerda.
Con el tiempo pudo comprarse un lote, donde levantó su casa e instaló la picantería Isabelita. Ahora, el tiempo casi no le alcanza para supervisar la preparación de la comida y a veces pararse frente a las bandejas de comida. Ahí ayuda a servir, en un plato, las habas, el mote, las tortillas, el hornado, las morcillas… son 12 platos típicos que sirve a los comensales que llegan diariamente a su local, ubicado entre las calles Rafael Grau y Luis Minacho.
El sector
Los locales de comida atienden al público desde las 08:00 todos los días. Sin embargo, el mayor número de clientes llega a partir de las 17:00.
La colada morada se prepara todo el año en el negocio de Carmen Collahuazo y sus cuñadas. La venta de este producto se incrementa en noviembre.
Desde hace aproximadamente 10 años el número de comercios formales e informales se incrementó en el sector.
El espacio para el parqueo de vehículos es muy reducido. Además, existen problemas con la circulación de los peatones y el incremento de delitos en el sector.Álex Castellanos, en su tercera visita, se decidió por probar un plato de papas con cuero. “La primera vez me invitó un amigo y me gustó el sabor de la comida y por eso he vuelto”.
A pesar de la variedad de platos, el más vendido en la picantería de Nazca sigue siendo la tripa mishque, que “mantiene el buen sabor de antaño”, según Lorena Gómez, quien llega acompañada de su familia. “A mis hijos les gusta el menudo, las habas con mote y las tripas”.
Luego de las 17:00 el número de clientes llena el amplio local y de vez en cuando aparecen dos músicos populares, quienes con sus guitarras acompañan la comida al ritmo de pasillos y boleros.
Ellos no solo ingresan a la picantería de Nazca sino que recorren otros locales de comida que se han incrementado en el sector desde hace aproximadamente unos 10 años.
Hoy, las hamburguesas, hot dogs, parrilladas, menestras, pollos, mariscos y otros productos compiten con los platos típicos que se sirven en las picanterías de La Michelena.
Sin embargo, eso parece no haber afectado mucho a las ventas de la comida típica. Ese es el caso de la picantería La rica fritada, a pocos metros del negocio de Nazca. Aquí, la fritada, los morochos con humitas y empanadas de viento son la especialidad de las hermanas Piedra y su cuñada Carmen Collahuazo, quienes atienden el negocio desde hace más de 20 años.
Hasta el local llegan personas de todos los sectores de Quito. “Acá vienen deportistas, artistas y gente famosa”, comenta con orgullo Collahuazo.
Collahuazo está contenta porque sus 20 años de trabajo le han valido el reconocimiento y la recomendación de sus clientes. Incluso hay gente que hace pedidos para llevar humitas, quimbolitos o empanadas de viento a sus familiares en el extranjero. “La gente que está lejos extraña los platos típicos que se preparan en la picantería”.
Collahuazo asegura que los secretos culinarios que le han dado fama a su negocio están muy bien guardados entre su familia.
Sin embargo, confiesa que una de las razones por las que sus clientes más fieles regresan es porque ahora es muy difícil encontrar comida típica que aún se prepare en hornos de leña.
“Nosotros no guardamos la comida, siempre preparamos lo que vamos a vender”, comenta Collahuazo al referirse a la calidad de los alimentos.