La pimampireña, Gilda Montesdeoca, asegura que la fotografía original de la visita de Jaime Roldós a Pimampiro, la mantienen en un archivo familiar. Foto: EL COMERCIO
Hilda Flores aún recuerda la visita repentina que realizó el expresidente Jaime Roldós a Pimampiro. Era el año 1979 y la mujer de tez trigueña y ojos color cafés tenía 29 años.
Por ese entonces, San Pedro de Pimampiro era una parroquia del cantón Ibarra, provincia de Imbabura, ubicada en el norte de Ecuador.
Este rincón incrustado en la cordillera oriental de los Andes, como un balcón, era conocido a escala nacional por su abundante producción de tomate. Incluso, cada mayo se celebraba la fiesta de ese fruto.
Los vecinos, que no sobrepasaban los 2 000, aprovecharon el retorno desde el Carchi, del binomio Jaime Roldós-Osvaldo Hurtado, que promocionaban su candidatura a la presidencia de la República.
En el antiguo Puente de El Juncal, en el Valle del Chota, cientos de pimampireños le esperaban con banderas para invitarle a su pueblo.
La visita nunca estuvo programada, rememora Gilda Montesdeoca Celleri, de 76 años. Ella es esposa de Ruperto Aldas, miembro del Comité Procantonización, que tiene deficiencia auditiva. Por eso, su compañera se ha convertido en su voz.
“En esa época había pocas casas, no teníamos ni veredas y las calles eran de tierra”.
Los líderes de esta organización cantonal, que se formó el 24 de septiembre de 1972, le revelaron al entonces candidato a Carondelet, sus aspiraciones de dejar de ser una parroquia rural de Ibarra y transformarse en el quinto cantón de Imbabura. Antes ya se habían creado Ibarra, Otavalo, Cotacachi y Antonio Ante.
Una fotografía, en blanco y negro, que se exhibe en el Restaurante y Heladería Luiggi, de Pimampiro, eternizó esa visita considerada histórica para los lugareños.
Álvaro Aldaz, propietario del establecimiento, señala con su dedo indíce a su prima Sara Portilla, cuando aún era niña, que entrega flores a la comitiva, que fue recibida en un terreno baldío, situado en la calle Rocafuerte.
Cuando el extinto Presidente llegó al poder, en Pimampiro se hizo una fiesta. Todos tenían fe que su visita les permitiría cumplir su sueño de cantonización.
Tras dos años de periódicas visitas, de caravanas que viajaban desde Pimampiro a Quito, Roldós puso su rúbrica autorizando la cantonización. Era de 21 de mayo de 1981, tres días antes de su repentina muerte en un accidente aviatorio en el cerro Huairapungo (Célica-Loja).
La trágica noticia silenció la alegría de los pimampireños que aún festejaban la consecución de su más grande anhelo de autonomía.
Pese al duelo nacional por el fallecimiento del exmandatario, el 26 de mayo se publica en el Registro Oficial el decreto de cantonización de Pimampiro, comenta Oscar Narváez, alcalde del joven cantón.
Jaime Roldós Aguilera, que llegó al poder por la coalición CFP-Democracia Popular Unión Demócrata Cristiana, tenía una deferencia especial por la Tierra del Sol, como le conocen sus hijos a Pimampiro.
Así comenta Humberto Aguirre, de 73 años, con su hablar pausado. Su padre, Miguel, fue el primer presidente municipal. Se refiere a las obras a favor de esta localidad, como la rectificación y colocación de la capa asfáltica de la vía de 8,18Km, que une al Valle del Chota con Pimampiro, y el puente de El Juncal, inaugurados en 1980.
Esta última infraestructura, incluso, inspiró al legendario cantautor afro, Milton Tadeo, ya fallecido, a popularizar la canción El Puente de El Juncal. Esa tonadilla incluso puso a bailar a Roldós, evoca Pedro Julio, vecino de esa comuna.
Hasta ahora se canta el tema, en ritmo de bomba, una danza y un género músical de los afroecuatorianos de la Sierra norte, en las fiestas principales como la cantonización de Pimampiro, que cumple 34 años.
Aguirre asegura que el exmandatario llegó con todos sus ministros. Los habitantes de la comunidad afroecuatoriana, vecina a Pimampiro, le recibieron con un refrescante vaso de chicha de arroz, típica de la calurosa zona.
Un monumento que personifica a Jaime Roldós, de aproximadamente 2 metros de alto, ubicado en la plaza principal, inmortalizó esa relación entre la localidad imbabureña y el político guayaquileño, considerado un hijo de Pimampiro.
Esa escultura fue levantada para honrar su legado. Cada 24 de mayo, se oficia un acto religioso en su memoria, como parte del programa de fiestas por el aniversario cantonal.
Este domingo, la misa de réquiem, en la que participaron unas 200 personas, se realizó en la plaza junto al monumento . Luego, se colocaron ofrendas florales.
“El hecho de tener un monumento en homenaje a Jaime Roldós hace que este presente ante quienes lo conocimos y en las nuevas generaciones”, cree Narváez.