La aparición de Primicias de la Cultura de Quito, impreso por primera vez el jueves 5 de enero de 1792 y que contó con entregas quincenales hasta marzo de ese mismo año, supuso una nueva vía de escape para el pensamiento de Eugenio Espejo.
Fue a través de este corto período de tres meses en los que puso a discusión varios elementos de la intelectualidad quiteña. En su afán reformador, él alentaba a las personas de la ciudad a repensar su forma de vivir.
Para recordar el pensamiento del ilustre quiteño, a continuación diez frases de su autoría:
– “La razón es una antorcha que alumbra todo ser espiritual, que da coloridos e ilumina a las operaciones del alma”
– “Hay en el corazón humano ciertas semillas de probidad que el bien público las desarrolla, el amor a la patria las fertiliza, y las hace fructificar la ocasión de coyuntura de mirar por su adelantamiento y felicidad”.
– “Por acaso se oye proferir a algunos como un oráculo misterioso la siguiente proposición: El bien común prefiere al particular. Pero en la práctica nada se ve tan comúnmente sino6 que el interés del público es sacrificado al interés del individuo”.
– “Hablemos con el idióma de la escritura santa: vivimos en la más grosera ignorancia y la miseria más deplorable”.
– “Es, pues, principio de política, que el mejor método de establecer ventajosamente una sociedad, es acomodarse al humor general de los hombres, y sacar de él el mejor partido”.
– “La ciudad no consiste en las casas, los pórticos, ni las plazas públicas: los hombres son los que la forman”.
– “A la verdad, ignoramos que todos más, o menos según nuestras condiciones nos vemos necesitados a cultivar los conocimientos políticos; cuando menos los más comunes principios del Derecho Público. Si los supiésemos, veríamos ya que todo ciudadano, estando obligado a solicitar, como ya hemos dicho, la felicidad del Estado, penetra, que aquella consiste en que éste se vea (si puedo explicarme así) cargado de una numerosísima población; porque el esplendor, fuerza, y poder de los pueblos, y por consiguiente de todo un reino, están pendientes de la innumerable muchedumbre de individuos racionales que le sirvan con utilidad: y que por una consecuencia inevitable el promover los recursos de la propagación del género humano, con los auxilios de su permanencia ilesa, es, y debe ser el objeto de todo Patriota”.