Pekín, Londres. DPA y Reuters
El ciudadano británico ejecutado ayer en China por tráfico de drogas fue ajusticiado con una inyección letal y no mediante un tiro en la nuca. Así lo informó ayer la agencia de noticias oficial Xinhua.
El tiro en la nuca es la forma habitual de ejecutar a los condenados a muerte en la región de Xinjiang, donde Akmal Shaij, de 53 años, fue detenido el 12 de septiembre de 2007 con 4 030 gramos de heroína en su equipaje. En China, el contrabando superior a 50 gramos de heroína se condena con la pena de muerte.
La familia de Shaij, primer europeo ejecutado en China en cinco décadas, pidió clemencia. Y argumentó que el hombre sufría problemas psicológicos y que no era totalmente culpable, porque un grupo de narcotraficantes lo engañó, por lo que cargó sin saberlo una maleta con drogas en su viaje a China.
El Gobierno de Gran Bretaña condenó la ejecución. El premier Gordon Brown se manifestó “horrorizado y decepcionado” de que no se contemplara la solicitud de gracia. La ejecución generó serias tensiones diplomáticas entre los dos países y una vez que se efectuó, Londres convocó a la embajadora china Fu Ying, cuya legación diplomática había argumentado que la heroína que trasladaba Shaij pudo haber matado a 26 800 personas.
Una declaración de la Embajada china en Londres aseguró que no había “documentos médicos previos” que acreditasen que Shaij, nacido en Pakistán, sufría una enfermedad mental y añadió que los derechos e intereses del británico fueron respetados
Mientras tanto, Amnistía Internacional condenó la ejecución. “Muestra la injusticia y inhumanidad de la pena de muerte, especialmente por cómo se aplica en China”, dijo en Londres el director para Asia, Sam Zarifi.
Sobre la afección psíquica del condenado, Zarifi criticó que no se pusieron todas las pruebas sobre la mesa. “En temas internacionales de DD.HH. y en el derecho chino, la salud mental de un acusado debe ser considerada. En este caso no parece que las autoridades chinas lo hayan hecho”.
El último europeo en ser ejecutado en China fue el italiano Antonio Riva. En 1951 fue fusilado junto con el japonés Japaner Ruichi Yamaguchi. Se los acusó de intentar matar a Mao Tse Tung, líder de China en ese entonces, y a otros comunistas de alto rango.