La ceniza cayó en el sector de El Chasqui en la Panamericana. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Las verdes hojas de la cebolla lucen grises. Casi no se distinguen las flores lilas de la papa, la tierra parece blanquecina y la cosecha todavía está lejana. Delia Sánchez ruega a Dios que sus plantas de cebolla resistan tres meses hasta que estén listas para comercializarse. Pero, ante la caída de ceniza en la parroquia San Juan de Pastocalle, en el límite de la provincia de las provincias de Cotopaxi y Pichincha, ella teme que no sobrevivan al proceso eruptivo del volcán Cotopaxi.
El Ministerio Coordinador de la Seguridad informó la mañana de este sábado 22 de agosto del 2015, que la nube de ceniza alcanzó dos kilómetros de altura y que, por la dirección de los vientos, fue dirigida hacia el lado oeste del coloso. Zonas cercanas al nevado, en Pichincha y en Cotopaxi como Sigchos, El Chasqui, Machachi, El Chaupi, fueron afectadas.
Los ganaderos y agricultores se encuentran preocupados por la caída de ceniza en el sector de El Chaupi y La Libertad sector de San Juan de Pastocalle. Foto: Paúl Rivas Bravo / EL COMERCIO
“¡Con ánimo a enfrentar el volcán!”, gritaban los dirigentes de San Juan de Pastocalle. Este fenómeno natural despertaba más dudas entre los habitantes. “¿De qué vamos a vivir si se mueren mis plantitas?” preguntaba Delia Sánchez, durante la reunión de los moradores en la plaza central.
No es la única que ve cómo su único sustento está en riesgo de perderse. Zoila Lucía Jacho, de 68 años, tiene su rostro gris. Por las marcas de sus mejillas, de tierra negra seca, se nota que hoy ha llorado.
La vegetación en San Juan de Pastocalle se encuentra cubierta de ceniza este sábado 22 de agosto. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Esta mañana los caminos de tierra de otros sectores como El Chasqui, La Libertad o Chapas lucían vacíos y grisáceos. Sus moradores aguardaron en sus casas hasta las 08:30, cuando las nubes del material volcánico parecían alejarse. Sobre el poblado quedó un manto de ceniza.
Cuando por fin salieron de sus casas, cubiertos el rostro con bufandas o ponchos, cada paso que daban levantaba una estela de polvo que impedía la visión e irritaba la vista.
Sánchez se quejaba de una irritación a la garganta, pero su preocupación mayor eran sus cuatro vacas. Por eso, Segundo Chugsi decidió llevar su ganado otro poblado, a tres kilómetros de distancia, esperando hallar pasto para alimentar a los animales.
Cerca del mediodía personal del Ministerio de Ganadería visitó San Juan de Pastocalle y El Chaupi. Llevaron quintales de pasto para los pequeños ganaderos. Se repartió una bolsa por cada persona. Por la tarde los moradores y los funcionarios tendrán una reunión para definir hacia donde será evacuado el ganado.