Empecé a tomar clases de ballet cuando tenía 12 años y desde ahí no paré.
A los 15, fui de intercambio a Estados Unidos. Mis padres esperaban que mejore mi inglés, pero en realidad fui para aprender técnicas de danza.
Durante ese año, mis movimientos escénicos mejoraron, conocí mucha gente y lugares, entre ellos una tienda de trajes y accesorios para bailarines.
Me encantó la idea, así que cuando terminé el ‘cole’ decidí estudiar Publicidad, porque ya tenía en mente la creación de una tienda similar en Ecuador.
Además, conseguí algunas ‘chauchitas’ como profesora de ballet en escuelas y cursos vacacionales. A pesar de eso, nunca dejé los escenarios.
Después de haberlo planeado tanto, junté mis ahorros y monté Adagio, el lugar de mis sueños.
En esta tienda que se creó hace casi tres años, las bailarinas encuentran todo lo necesario para sus ensayos y presentaciones, desde tutús hasta maquillaje.
Las tallas son lo de menos. Hay leotardos, polainas y sacos de todos los colores y tamaños.
Al inicio, la mayoría de accesorios eran extranjeros, pero siempre me gustó dibujar nuevos modelos, así que no lo pensé dos veces y me inscribí en Diseño de Modas. Ahora las bailarinas hacen sus pedidos y yo me divierto con lo que tanto amo.
Hacer mi sueño realidad me enseñó que la constancia y pasión van de la mano. El apoyo de mis padres y amigos fue clave para lograr todas estas cosas.
Mi tienda ahora tiene dos sucursales (en Cumabayá y Tumbaco). Mi tiempo se ajusta cada vez más, pero el esfuerzo vale la pena para mostrar que en Ecuador sí nos preocupamos del arte.
María Beatriz Quiroz
Bailarina y empresaria 23 años , Quito