El Ecuador, sin lugar a dudas, es el paraíso de los gerundios. En todos los lugares: en los hogares, en las escuelas, en las plazas y mercados, en los medios de comunicación e incluso en la academia se escucha: “Dame cogiendo”, “los pillos corrieron, robando la mercadería”, “el funcionario habló, reclamando por los excesos”. En los casos mencionados los gerundios están mal utilizados. La regla es muy simple: un gerundio está bien escrito cuando su acción es simultánea o anterior a la acción del verbo principal; nunca posterior. Por ejemplo: El boxeador golpeó a su contrincante, arrinconándole en la esquina del cuadrilátero, según Hernán Rodríguez Castelo. Aquí, la acción arrinconándole es simultánea a la acción del verbo principal golpear. Veamos, entonces, cómo quedarían las frases mal escritas o mal habladas: “Coge, por favor”, “los pillos corrieron y robaron la mercadería”, “el funcionario habló y reclamó por los excesos”.
Gustavo Alfredo Jácome, notable lingüista, sugiere buenos gerundios: habiendo puesto a la venta las entradas, se agotaron, estudiando se aprende.