Las unidades médicas del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) han realizado 302 trasplantes renales desde el 2004.
Ellos deben asistir periódicamente a Quito, Guayaquil y Cuenca para ser atendidos y retirar sus medicinas. Los hospitales de estas ciudades son los únicos dependientes del Seguro que pueden dar este tipo de atención.
Pero del total de casos, un 46% vive en otras provincias, donde no hay casas de salud que cumplan con los parámetros necesarios, según el IESS.
Eso implica que los pacientes, si bien reciben medicina gratuita, deben gastar en transporte, alimentación y, en algunos casos, quienes viven en provincias más lejanas, en hospedaje.
La atención y entrega de medicamentos varía según el paciente.
Normalmente, debe viajar a alguna de estas ciudades cada tres meses.
Pero cuando hay irregularidad en la entrega de medicamentos o en el abastecimiento de reactivos para la realización de exámenes especiales, la periodicidad suele reducirse hasta a 15 días.
Manuel Guañuna, coordinador del Área de Trasplantes del Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), explica que los pacientes con trasplante de riñón deben, inicialmente, asistir
a controles semanales, luego mensuales y posteriormente cada dos meses; así, paulatinamente, para controlar la adaptabilidad y sobre todo evitar el rechazo del órgano trasplantado.
Joffre López vive en Puyo, a unas seis horas y media del HCAM, en Quito, donde recibe la atención. Cuenta que entre octubre y noviembre pasados, cuando hubo problemas con la entrega de medicinas, tuvo varios inconvenientes para abastecerse.
Lleva casi seis años con trasplante renal y no es la primera vez que esto ocurre. Hace dos años también hubo dificultades con la medicina, en esa ocasión tuvo que comprarla con sus recursos.
Él toma cinco tabletas de tacrolimus al día. Cada una tiene un costo aproximado de USD 5, lo que representaría USD 140 al mes. El tacrolimus se utiliza para prevenir o tratar el rechazo después del trasplante de riñón, inhibiendo las células en el sistema inmunológico que causan el rechazo. Puede ser tomado solo o en combinación con otro medicamento para prevenir el rechazo.
Mauricio Heredia, médico y director del HCAM, indica que lo que ocurrió en esos meses fue un “problema aislado”. Sucedió por la tardanza en la importación de los medicamentos y “nunca se dejó de entregar medicina, solo se redujo la cantidad. Los pacientes tenían que venir con mayor regularidad”, explica.
Descarta que se haya debido a la falta de recursos económicos.
López se dedica a la venta de ropa por catálogo, en Puyo. “Si no fuera por mi padre, yo no sé qué habría pasado”, dice. En el tiempo del desabastecimiento, su papá viajaba a Quito cada 15 días para retirar las medicinas en su nombre. Ellos monitoreaban constantemente la llegada de los insumos vía telefónica, con personeros de la farmacia del HCAM.
En una ocasión, su padre viajó de inmediato al enterarse que llegó una nueva dotación de inmunosupresores. Pero cuando llegó le informaron que se acabaron. Tuvo que esperar tres días en Quito hasta que volvieran a llegar y se los entregaran.
“Nos arriesgamos a perder hasta nuestros trabajos por los permisos que requerimos para viajar”, dice López.
Nathaly Molina pasó por algo similar. Ella vive en Latacunga, Cotopaxi. Estuvo a punto de sufrir un accidente de tránsito cuando iba a Quito a retirar sus medicamentos. “Una amiga con trasplante me llamó y me dijo que habían llegado los medicamentos. Prendimos el carro (con su esposo) y salimos a Quito, por la velocidad y por la lluvia que caía en ese momento, casi nos ocurre un accidente”.
Hoy, según los pacientes y las autoridades del Seguro Social, la entrega de medicamentos está regularizada.
Incluso, Heredia se anima a decir que tienen cubierto todo lo que se necesita para el 2016 y que a mediados de este año empezarán el proceso de compra de los insumos para el siguiente año.
El número de trasplantes renales en Ecuador ha crecido un 36,58% en los últimos cinco años. En 2011 se realizaron 82, mientras que en 2015, hasta el 30 de noviembre, se realizaron 112, según datos del Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Órganos, Tejidos y Células (Indot).
Molina se ha puesto al frente de los pacientes con trasplante que son atendidos en el HCAM.
Contactó a varios de ellos y ha enviado oficios de pedidos y reclamos a la administración.
En su momento, solicitó que se regularice la entrega de medicamentos y, además, que se amplíe la cobertura para los pacientes de otras provincias. “Con eso evitaríamos tantos viajes que nos cuestan dinero”.
El Indot tiene una rigurosa normativa para acreditar a los hospitales que pueden atender trasplantes renales y garantizar la seguridad de los pacientes. En el caso del IESS, la acreditación la tiene el HCAM, el José Carrasco Arteaga (Cuenca) y elTeodoro Maldonado (Guayaquil). Los pacientes crearon un grupo en Facebook para que aquellos que residen en Quito puedan informar a los compañeros de provincia cuando hay medicamentos, reactivos y los horarios de atención
de los médicos.