Un grupo de militares patrulla la zona. Foto: Vicente Costales / El Comercio
En Francisco de Orellana, se adoptaron dos posturas en las protestas. Mientras las comunidades de la parroquia Dayuma decidieron frenar las movilizaciones, en Inés Arango, en cambio, las acciones continúan.
En ambos frentes, las quejas son similares: ampliación de puentes en las vías de acceso, pavimentación de las rutas, asignación de los recursos petroleros y un proyecto para el abastecimiento de agua potable.
En el primer grupo, los moradores detuvieron la jornada de protesta hasta el próximo martes 25 de agosto. Ese día se reunirán con las autoridades de la Gobernación. El miércoles, durante alrededor de dos horas, se concentraron en el puente sobre el río Rumiyaku, a unos metros de las instalaciones de la Junta Parroquial.
En el segundo frente, al menos hasta las 17:00 de este jueves, 20 de agosto, los protestantes siguieron en la vía Auca-Cononaco. Un grupo de militares acudieron al lugar. Aunque los manifestantes permanecieron en el sitio, a la altura de la Loma del Tigre, la vía fue habilitada por personal de la Policía, casi por completo. Quitaron los árboles derribados y piedras.
Pero la lucha de esta parroquia no empezó con el paro nacional (13 de agosto) o las convocatorias de las organizaciones indígenas o gremiales. Ahí las protestas son constantes, en reclamo a mejores condiciones de vida.
Las exigencias y necesidades se sienten desde antes del Gobierno de Rafael Correa. Los habitantes de Arango están incomunicados, pues carecen de cualquier señal telefónica o de Internet. Están a 104 kilómetros del Coca y, como dice el vicepresidente, Rodolfo Avila, nadie los escucha.
Desde este martes, las manifestaciones son diarias y pese a que no se tratan de concentraciones multitudinarias, quieren que sus problemas cotidianos y vigentes desde hace años se solucionen.
Allí viven alrededor de 6 000 personas. Aunque, en el último censo (2010), el dato fue de unos 3 500, apuntó. Agricultura, ganadería y empleos fuera de la parroquia son las fuentes de ingreso de los pobladores del lugar, ubicado en los costados de una de las rutas diarias de los vehículos pesados que entran y salen desde las petroleras.
En Dayuma, donde las tuberías que conducen el petróleo son parte del panorama, hay 85 comunidades y tres nacionalidades indígenas. Victor Grefa, primer vocal de la junta parroquial del poblado, recuerda que en el sector no faltan los accidentes por la estreches de los puentes que se encuentran, por ejemplo, en la vía Pindo- Santa Rosa.
En esta calzada, de piedra y tierra, por donde sólo cuatro veces al día los moradores cuentan con servicio de buses (04:30 y 06:30 y a las 12:30 y 15:30), hace apenas unos días, un joven que circulaban en una motocicleta cayó de uno de los pasos, relató un dirigente.
Sufrió lesiones, aunque en el lugar no dieron noticias sobre su estado o la ubicación del hombre. Este no ha sido el único caso. Uno de los problemas que comparten las dos parroquias es que en vías como la Auca, en el tramo de los puentes sobre quebrados o riachuelos, los dos carriles de circulación se reducen a uno solo.
La protesta de este miércoles 19 de agosto no fue la única en Dayuma, el 12, un día antes de la fecha de la convocatoria al paro nacional, marcharon desde la parroquia hasta el Coca.
Como asegura Grefa, los pobladores de la parroquia quieren dialogar con las autoridades, pero esperan una respuesta en la reunión de la semana entrante. Caso contrario, se unirán a las movilizaciones indígenas. Arango también se sumó a la advertencia.