El sonido de las bocinas de los autos y el murmullo de las personas que recorrían el centro de Guayaquil se combinaban al pasar por la avenida 9 de Octubre. Con fundas de plástico en ambas manos los transeúntes aprovecharon las sillas metálicas, ubicadas en las esquinas, para sentarse y esperar que un taxi o algún familiar los llevara a su casa.
Sentada sobre el bordillo de la acera estuvo Jéssica Sánchez, su hijo Josué le ayudaba cortando pedazos de cinta adhesiva para juntar las puntas del papel de regalo. Ella cobraba USD 0,25 por cada pliego de papel y USD 1,50 por envolver dos regalos. “Aproveché esta semana envolviendo los regalos de Navidad, pero la próxima pienso vender monigotes”, contó.A su lado esperaba María Guerrero, ella viajó desde Durán a Guayaquil en busca de regalos económicos en un almacén. Con USD 17 compró un carrito, un soldado y accesorios de princesa para una niña. “En el local no se puede caminar, cogí lo que necesitaba e hice la cola para pagar”, comentó la mujer que está en su sexto mes de gestación.
Según un estudio de consumo realizado por Ipsa Group, este año los habitantes de Quito y Guayaquil piensan gastar menos en obsequios en relación al año anterior. Cinco de cada 10 encuestados planean gastar más dinero en comparación con el año anterior. Este índice llegó a seis de cada 10 en el 2009.
Lourdes Herrera, de 54 años, esperaba junto a su sobrino que los pasen recogiendo. En una enorme funda blanca guardaba los regalos de Navidad para los niños de su familia. “Compré todo recién hoy por problemas de tiempo. A los mayores no les llevo nada”, dijo Herrera. Detrás de ella se observaba como las perchas de Pycca se quedaban sin juguetes.
Junto a la puerta del local, ubicado en Boyacá y 9 de Octubre, la oferta de los vendedores informales comenzó a escucharse. “Pilas, pilas”, voceaba Janeth Rodríguez, de 19 años. En sus manos tenía cinco paquetes de cuatro baterías cada uno. Desde sus 11 años acostumbra vender la última semana antes de Navidad pilas para los juguetes. Los precios van de USD 0,50 a USD 1. “Está malo el negocio, la gente ya no gasta como antes”, dijo.
Al frente de la avenida se veían las largas filas para pagar en Mi Juguetería. En la parte de afuera tres niños ofrecían fundas de regalo a los compradores. Ellos trabajan junto a sus padres. Luis Cortez, papá de los menores, vendía las fundas a USD 1 y USD 2.
Junto a las vías de la Metrovía, Ana Fernández ofrecía gorritos de Navidad a los peatones. USD 1 cuesta cada uno, hace dos semanas tenía 400, ayer le quedaban 100 por vender. “A los niños les piden en los colegios estos gorritos para los actos navideños”.