La posibilidad de que Grecia abandone el euro y adopte una moneda propia para salir de su crisis económica ha encendido un gran debate. Y Paul Krugman, premio Nobel de Economía, ha sido uno de los promotores de esa iniciativa.
El fin de semana, Krugman advirtió que “es muy posible” que Grecia abandone el euro el próximo mes, lo cual tendría el siguiente efecto cascada: retiros masivos de los bancos españoles e italianos, posibles controles a transferencias de dinero hacia el extranjero en esos países, fuertes inyecciones de crédito por parte del banco central Europeo para evitar el colapso y el fin del euro. “Y estamos hablando de meses, no de años, para que esto ocurra”.
El escenario se presenta apocalíptico para la economía europea.
“… para Grecia, Portugal y España, la alternativa entre el euro y la reintroducción de la dracma, del escudo y la peseta, equivaldría a escoger entre el sida y el cáncer”, señala un estudio de Klaus Busch, de la Fundación Friedrich Ebert Stiftung, titulado: ‘¿Fracasará el Euro?’“Pero un análisis de las otras consecuencias económicas y políticas de un derrumbe de la Zona Euro ofrece una evaluación más diferenciada. El abandono de la Zona Euro desencadenaría en Europa una dinámica tan negativa que una regresión a un estado anterior al proyecto de mercado único no queda excluida. Con ello se cuestionaría incluso el proceso de integración como tal”.
Para Busch, los ciudadanos de la Unión Europea fueron convencidos de la bondad del euro con el argumento que se trataba de un proyecto que generaría más ingreso, más empleo y más seguridad social. No se hizo caso a la crítica que decía que la UE no estaba aún madura para tener una moneda común”.
Por su parte, Carsten Brzeski, economista sénior de ING Belgium, señaló a la BBC que si Grecia abandona el euro el escenario es de un caos. Los bancos griegos se van a la quiebra, al igual que las empresas griegas. El desempleo subiría, devaluación inmediata y repunte de la inflación. “ Sería un coctel explosivo”.