En medio de las fuertes tensiones generadas por las intenciones del Gobierno de aumentar su participación en YPF, el presidente de España, Mariano Rajoy, garantizó hoy que “allí donde haya una empresa española, allí estará el gobierno defendiendo como propios sus intereses”, ya que el compromiso con la internacionalización es “firme y constante”.
El presidente no ha aludido de manera explícita al caso de Repsol YPF en la Argentina, pero pronunció estas palabras cuando siguen sin despejarse por completo las amenazas de una supuesta nacionalización de la filial de la petrolera española en el país.
Pocas horas antes, desde España continuaron haciendo una férrea defensa de los capitales de ese país, esta vez de manos del ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, quien advirtió que la expropiación sería una decisión “muy mala” para la propia Argentina.
Según el funcionario español, la decisión generaría la sensación de que la Argentina “se vuelve a meter en una deriva populista”. Asimismo, reiteró que el gobierno español defenderá los intereses de las empresas españolas con toda contundencia.
Estas advertencias se producen después de los crecientes rumores sobre que ahora el Gobierno baraja una posible negociación con Repsol por el capital accionario de la empresa, pero en un porcentaje que podría ser de alrededor del 30 por ciento y bajo condiciones consensuadas.
La Casa Rosada considera que YPF valía hace tres meses 18.000 millones de dólares. Pero luego de que el Gobierno la culpó de no invertir y de la caída en la producción, con quita de áreas de explotación provinciales, Balcarce 50 estima que el precio de YPF cayó a 10.000 millones.
Todo comenzó a reacomodarse luego de la fuerte presión de España y la Unión Europea en los últimos días. Y es por ello que ayer el ministro de Industria español, José Manuel Soria, aseguró que “en las últimas 48 horas parece que las cosas se encauzan”. Por su parte, el canciller José Manuel García Margallo había advertido anteayer que “cualquier agresión” de la Argentina contra Repsol “podría significar la ruptura económica y fraternal” entre ambos países.