Cada mes, alrededor de USD 13,5 millones destinan las instituciones del sistema financiero, reguladas por la Superintendencia de Bancos, para capitalizar el seguro de depósitos de los clientes.
Eso ha significado acumular, desde que la Corporación de Seguro de Depósitos (Cosede) inició operaciones en octubre del 2009, USD 609 millones, es decir, el 3% de la totalidad de depósitos del sistema, que asciende a más de USD 20 000 millones.
Pero en los actuales momentos de tensión que se vive entre la banca y el Estado, los representantes de la primera han lanzado la alerta respecto del uso de los fondos que están en la Cosede. Según Joaquín Morillo, miembro de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (ABPE), la totalidad de los recursos del seguro está invertida en bonos del Estado.
Esta situación, según el banquero, podría derivar en un riesgo en caso de que alguna entidad requiriese de dinero en efectivo en determinado momento. Al estar en papeles no se podría rápidamente canjearlos por efectivo y muchos menos en un mercado bursátil aún no desarrollado.
El gerente general de la Cosede, Víctor Campoverde, discrepa en la cifra y asegura que oscila entre el 85% de los recursos los que están invertidos en distintos papeles del Estado. El resto, USD 91 millones, se encuentra líquido.
Eso lo confirma la auditoría realizada por Deloitte. A diciembre del año pasado, la Cosede mantenía USD 395 millones en distintas inversiones temporales, hasta 360 días plazo, y que ganaban un interés de entre el 2 y 4%. Ese valor, en ese entonces, significaba el 87% de lo que se encontraba reunido en el seguro (ver gráfico).
Sobre la alarma de que esos papeles no podrían ser transformados en efectivo tan rápidamente, Campoverde dice que hay una cláusula de precancelación, que significa que, “al solo llamado de nosotros, quien tiene nuestros recursos debe devolvérnoslos en un plazo máximo de 48 horas”.
Sin embargo, el titular de uno de los bancos del país, que pidió la reserva, insiste en que eso no es tan sencillo, especialmente por las experiencias pasadas.
“En la práctica no ocurre. ¿Cómo se obliga a una entidad a devolverme la plata rápidamente? Sin un mercado donde negociar esos papeles, el propio Estado debería hacerse cargo de garantizar esos depósitos o demorar el plazo de entrega de esos recursos. Pero ahí nace otro problema, ya que la norma misma exige que los depósitos sean devueltos en un máximo de 10 días a los clientes”.
Para la especialista Adela Hounie, presidenta de la Corporación de Protección al Ahorro Bancario de Uruguay, quien participó ayer en Quito en un panel sobre los seguros de depósito, organizado por la Cosede, en etapas embrionarias de estas herramientas es necesario privilegiar la seguridad antes que la rentabilidad.
“En Uruguay, nosotros invertimos el seguro de depósitos en depósitos en instituciones absolutamente seguras. Inversiones líquidas y a corto plazo. Preferimos no correr riesgos hasta que lleguemos a un estado de madurez del sistema. Llegaremos a ese punto, al ritmo que venimos recolectando los aportes de las instituciones financieras, en 18 años”.
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