‘El pan popular está a USD 0,12”. Esa fue la respuesta que Elena Charandí, propietaria de la panadería Pan y Algo Más, en el sector del aeropuerto, daba a los clientes que acudían la mañana de ayer en busca de pan popular. Nadie le increpaba por el nuevo precio, ya que los rumores de los últimos días sobre un posible incremento los había preparado.
El negocio lucía ordenado y los panes se exhibían al público en pequeños cestos de mimbre. El aroma del pan cautivaba a quienes entraban al sitio.
Entre ellas estaba Carmen Silva, ama de casa, quien a diario compra cinco panes populares. “Dos centavos no representa mayor gasto. Mientras el tamaño del pan sea el mismo y el sabor no varíe, seguiré comprando sin ningún problema”, dijo Silva, quien aseguraba una funda con víveres en la acera frente a la panadería, en plena avenida De la Prensa.
En dos barrios más del norte de Quito, el ambiente era distinto. Alexandra Gómez, residente del barrio San Carlos, de clase media, comentaba al salir de una tienda sin nombre, que de ahora en adelante tendrá que comprar menos panes. A diario gastaba USD 3 por 15 panes populares y dos leches de funda, pero ahora le tocará pagar 0,30 más. “Al menos que esos pocos centavos sirvan para que mi hijo tome el bus que le lleva a diario al colegio”.
Pese a las críticas sobre el nuevo precio del pan popular, los panificadores justificaron el incremento debido a los mayores costos de los insumos. Los miembros de la Federación Nacional de Panificadores (Fenapan) se sienten satisfechos, no solo por el alza, sino también porque el Régimen se comprometió a desarrollar un programa de tecnificación y capacitación para los miembros de las federaciones. A cambio de esta y otras concesiones deberán afiliar a las cerca de 35 000 personas que laboran en el sector y pagarles el salario digno, que para este año se calcula en USD 350.
“Es positivo tener mejores ingresos porque hacer pan es un trabajo durísimo”, comentó Jorge Cuenca, panificador, que dejó de fabricar pan para comprarlo en otros negocios y venderlo en su despensa, llamada Granero.
Allí, al igual que en la panadería Real, en el sur de Quito, el pan popular se vendía ayer a USD 0,12. Pero el producto popular apenas representa el 10% de las ventas. En la última, por ejemplo, se producen 1 000 panes, de los cuales 100 son populares.
“La gente quiere pan de mejor calidad. La mayoría compra productos a precios más altos”, señaló su propietaria María R.
Pero hay panificadores que piensan que un alza de precios les llevaría a perder clientes, por lo que han decido no subir el valor. Este es el caso de José Pinzón, dueño de la panadería Buen Pan, en la calle Zamora, negocio en el que se elaboran 4 000 panes, de los cuales 500 son populares.
A las 10:00 el sitio lucía lleno de clientes, la mayoría amas de casa que adquirían pan y otros productos. Pinzón y su esposa se esmeraban por atender de forma rápida los pedidos.
“Tengo insumos a los precios anteriores y por eso no quiero afectar a mis clientes. Venderé USD0,10 por conciencia social”.
Lo que dice el Régimen
El Ministerio Coordinador de la Producción publicaba ayer que el costo del pan de USD 0,12 es solo un máximo de venta y “no una norma”.
Las panaderías sí realizarán un ajuste en el precio de pastas y pasteles. Sin embargo, todavía no se ha determinado en qué monto se hará el incremento.
Los pasteleros se quejan del alto costo de insumos como la manteca, la sal y de la permanente escasez de azúcar.