Los pastizales están secos y el suelo erosionado en los poblados azuayos de Tarqui, Victoria del Portete, Girón y San Fernando. Allí, casi no llueve desde hace tres meses.
Esta sequía provocó una reducción de la producción de leche en la provincia, pero aún no ha sido cuantificada. En condiciones normales se ordeñan 300 000 litros cada día.
Según el ganadero del cantón azuayo de San Fernando, Justiniano Vásquez, el ganado no tiene pasto para comer ni agua, por lo que se usa el balanceado para alimentarlos.
Él madruga a las 05:00 de lunes a sábado para ordeñar y su producción bajó de 500 a 400 litros por día. No deja de observar al cielo despejado con la esperanza de que empiece a llover.
Una situación similar atraviesan los 60 000 ganaderos azuayos, que están registrados en la Dirección Provincial del Ministerio de Agricultura.
Vásquez dice que la ventaja es que tiene un comprador fijo, que es Lácteos San Martín. Este elabora los quesos Santiaguito. Esta empresa labora en el sector de San Gerardo.
Su propietaria es Victoria Yunga Idrovo, quien a las 04:00 inicia su jornada. Ella recuerda que desde niña aprendió a ordeñar y luego a fabricar quesos.
Sus padres iniciaron el negocio y desde hace 15 años ella lo convirtió en una microempresa para vender en Cuenca y luego en El Guabo y Machala (El Oro).
Compra 4 000 litros al día a 40 ganaderos, los cuales le sirven para fabricar 500 quesos. Yunga se lamenta que por la sequía la producción bajara y, por ende, el precio del litro subiera de 30 a 44 centavos.
Otra empresa que también elabora quesos es San Fernando. Es un negocio de la familia Martín Gavilanes. En esta fábrica unos 50 ganaderos entregan 2 400 litros cada día. Su propietario, Diego Martín, dice que la producción se redujo un 30%.
Martín genera seis fuentes de trabajo directo. “Gracias a esta microempresa 50 personas tienen un lugar fijo donde entregar su producto y no desperdiciarlo”.
Rosa Pacheco le entrega todos los días su producto a 47 centavos el litro. Está contenta porque tiene un comprador seguro. Hace cinco años botaba o hacía quesillo y “la ganancia era mínima”.
Una situación similar ocurría con más de 2 000 ganaderos de Girón, Pucará y Nabón, quienes no tenían quién les comprara.
Por esa situación en más de dos ocasiones, los ganaderos regalaron la leche en el centro de Cuenca, por tener un excedente. Por ello, la Prefectura del Azuay abrió el centro de procesamiento de leche y elaboración de quesos Lactjubones. El lugar fue inaugurado en abril del año pasado.
Esta empresa compra a 2 026 productores de Girón, Nabón, Pucará y Las Nieves y pasteuriza 4 000 litros diarios con la marca La Vaca y fabrica 400 quesos cada día. Moisés Chávez es un ganadero del cantón Pucará, quien entrega 15 litros de leche y por cada uno recibe 39 centavos.
A 20 minutos de Girón está la parroquia Tarqui, que tiene 1 500 ganaderos. Según el presidente de la Junta Parroquial, Bolívar Saquipay, hay inconvenientes por no tener un centro de acopio y el precio que reciben es bajo. Dice que hace más de un año el Régimen ofreció un sitio para recoletar el lácteo, pero no se concreta.
Precios e inversiones
El Consejo Provincial de Azuay invirtió USD 1,2 millones en la planta procesadora de lácteos Lactjubones, que tiene una capacidad de almacenamiento de 60 000 litros.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, 56 empresas de lácteos hay en Azuay, entre grandes y pequeñas. 41 funcionan en Cuenca.
En la provincia existen otras zonas lecheras como Jima, San Isabel, Nabón, Oña, Sevilla de Oro. En el cantón Jima existen microempresas de elaboración de yogur y quesos.
La empresa Latjubones tiene un laboratorio para realizar análisis diarios al producto a fin de garantizar su calidad.
La leche La Vaca de la Prefectura se vende a USD 0,70 el litro. El queso Santiaguito (lácteos San Martín) cuesta USD 1,70 y el San Fernando 1,70.