La nueva jefa del FMI, Christine Lagarde, afirmó el domingo que un incumplimiento de Estados Unidos a sus compromisos de deuda afectaría la economía mundial, en tanto el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, dijo que no se “caerá” en esa figura pues se logrará un acuerdo político a tiempo.
Un incumplimiento o “default” de Estados Unidos “”sin duda pondría en riesgo la estabilidad, pero no sólo la de la economía estadounidense, pondría en riesgo la estabilidad en general”, dijo Lagarde a ABC News.
Estados Unidos “no caerá en incumplimiento” de sus compromisos financieros, afirmó por su lado Timothy Geithner, en momentos en que la negociación entre demócratas y republicanos para subir el límite de endeudamiento del país está nuevamente bloqueada.
“Estados Unidos no caerá en ‘default'”, ya que “los líderes del Congreso entienden eso”, declaró el secretario del Tesoro al canal NBC.
Lagarde manifestó su preocupación por lo que pueda suceder en Estados Unidos en caso de los dos grandes partidos políticos de ese país no lleguen a un consenso para aumentar el techo de la deuda pública, establecido en 14,29 billones de dólares, antes del 2 de agosto.
En esa fecha, según el Tesoro “no habrá más dinero” para asumir los compromisos en el mercado.
El techo fue alcanzado ya a mediados de mayo.
Si los políticos no logran un acuerdo, habrá “un fuerte golpe para los mercados de acciones y muy feas consecuencias, no solo para Estados Unidos, sino para toda la economía en general, porque Estados Unidos es un actor muy importante y afecta mucho a otros países” , explicó Lagarde.
De todas formas, afirmó que no espera que se llegue en “default”. “No puedo imaginarme ni por un segundo que Estados Unidos caiga en incumplimiento”, indicó.
Geithner confía a su vez en que las negociaciones van a desbloquearse “a tiempo”. “Esta semana o antes del fin de la semana próxima”, republicanos y demócratas “lograrán delinear un conjunto de medidas”, dijo.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, anunció el sábado que renunciaba a buscar un acuerdo global sobre la deuda estadounidense con la Casa Blanca.
Ambas partes intentaban hasta entonces acordar un plan de recortes presupuestales de unos 4 000 millones de dólares en diez años a cambio del cual los republicanos aceptaban aumentar el techo legal de la deuda por encima de los 14,29 billones de dólares estipulados.
Boehner reprochó al gobierno que mantuviera su voluntad de suprimir todas o parte de las reducciones de impuestos concedidas a la franja más rica de la población estadounidense.
Geithner respondió que Obama no se ha desdicho de su ambición de conseguir “el acuerdo más amplio posible”.
El gobierno está dispuesto a aceptar “cosas muy difíciles”, dijo, refiriéndose a recortes en los gastos de seguridad social, un punto en el cual inicialmente los demócratas no querían ceder.
“No se puede pedir a los estadounidenses de clase media y a los más viejos que sean los únicos en soportar el peso de la crisis”, agregó sin embargo el secretario del Tesoro, reprochando a los republicanos su pretensión de alcanzar el objetivo “únicamente mediante una reducción de los gastos”.