Un presupuesto de USD 26 109 millones para el próximo año puede ser insuficiente, razonable o exagerado, dependiendo de qué se haga con esa plata y qué tan eficiente sea el Gobierno en el uso de esos recursos.
En los cinco años que lleva la actual administración, la rendición de cuentas se ha centrado en mostrar cuánto se ha gastado en salud, educación, carreteras, puentes, primeras piedras, etc.
Pero no hay indicadores sobre la calidad de ese gasto. Los grandes contratos han sido entregados directamente a los socios del Gobierno, con poca transparencia. Y no existen datos sobre el impacto de la inversión. ¿Se ha medido?
Paralelamente, los gastos para mantener a la burocracia se han duplicado en este Gobierno. Y seguirán al alza el 2012 para contratar más médicos, policías y jueces.
Los 100 000 burócratas que han ingresado al sector público en este Gobierno no han sido suficientes para controlar los robos a los ciudadanos. Tampoco han evitado que las citas en los hospitales se entreguen para después de tres meses o que los trámites en los juzgados se demoren meses, o incluso años.
Estos resultados muestran que no hay un problema de recursos, sino de gestión.