Aunque no existe evidencia científica de que los transgénicos afecten a la salud, el Instituto Ecuatoriano de Normalización (Inen) y el Ministerio de Salud buscan que los consumidores tomen una decisión informada.
Solo uno de cada 10 ecuatorianos conocía sobre el tema de transgénicos, según la única encuesta que existe sobre el tema y que realizó el Programa de Bioseguridad del Ministerio del Ambiente en el 2008.
Pese a ello, según el estudio, que se hizo a 3 200 personas en 11 ciudades del país, un 56% de ecuatorianos respondió que sí consumiría transgénicos.
En noviembre pasado ya se emitió un reglamento del Inen que obligaba a la industria a informar sobre transgénicos, pero faltaba definir cómo y cuándo llegará esta información al consumidor.
Hace 15 días el Inen difundió un proyecto denominado Reglamento Técnico Inen 022 sobre el Rotulado de Productos Alimenticios Procesados, cuyo objetivo es regular este tema.
El documento establece que los alimentos procesados que contienen ingredientes transgénicos deberán colocar las palabras “contiene transgénicos” en sus etiquetas, siempre que el contenido de transgénicos supere el 0,9% del producto.
Por ejemplo, si se trata de una libra de harina de maíz, el 0,9% equivaldría a una cucharada pequeña del producto.
Aquellos productos que tengan ingredientes transgénicos menores a ese porcentaje no están obligados a informarlo.
Los productos que sí contengan transgénicos deberán detallar en la lista de ingredientes el insumo, seguido de la palabra “transgénico”.
Además, no se exigirá certificados de laboratorio, sino solo una declaración del proveedor.
Establecer límites para el reporte de los contenidos de transgénicos era un pedido de la industria de alimentos, que calificó como positiva la norma, según Christian Walhi, presidente de la Asociación de Alimentos y Bebidas.
El director del Inen, Agustín Ortiz, en entrevista telefónica, explicó que la norma será oficializada luego de que pase consultas por la Organización Mundial de Comercio y la Comunidad Andina (CAN).
Señaló que el porcentaje a partir del cual se realizará el reporte de transgénicos es el mismo que establece la Unión Europea para sus productos.
Los organismos modificados genéticamente (OMG) o transgénicos son más comunes de lo que parece. La ropa que usted lleva puesta ahora mismo puede estar fabricada con las hebras de algodón OMG cultivado en EE .UU., Argentina o Brasil, entre otros.
Asimismo, en el país, donde está autorizado su consumo, existen 1 493 alimentos y bebidas que potencialmente podrían contener insumos transgénicos, según un estudio del Ministerio del Ambiente del 2010. Entre ellos, algunos productos como el queso, las galletas, las barras de granola y hasta el pan del desayuno.
Pero no todos los productos que utilicen materias primas genéticamente modificadas llevarán estas etiquetas.
Un alimento transgénico es aquel organismo en el cual, mediante ingeniería genética, se ha introducido un gen de otro organismo. Esta modificación permite que el organismo produzca una nueva proteína para fortalecer una semilla, hacerla resistente a plagas, etc.
De ahí que los productos que deberán reportar transgénicos son aquellos que contengan proteínas modificadas. Pero un grano de soya, por ejemplo, contiene no solo proteínas, sino carbohidratos, lípidos, etc.
Los aceites de soya refinados, por ejemplo, se extraen de los lípidos, por lo que, en principio, no tendrían ingredientes transgénicos. Igual ocurre con el azúcar y la grasa, aunque el Inen aclaró que todo dependerá del grado de refinación.
La industria tiene hasta el 29 de mayo para colocar la información sobre transgénicos.
Punto de vista
No está claro cómo será el control
María José Troya Directora de la Tribuna Ecuatoriana del Consumidor
Se ha hecho realidad una disposición que está vigente desde el 2000 en la Ley Orgánica de Defensa del Consumidor. Es positivo que podamos conocer si un producto tiene transgénicos para tomar nuestra decisión de compra a partir del principio de precaución sobre productos donde no se ha definido totalmente su inocuidad, sobre eso hay incluso un debate mundial.
El tema que preocupa es cómo se comprobará lo que declaran en las etiquetas y cómo van a comprobar a los propios proveedores. Se tiene que demostrar en un laboratorio.
El Instituto Ecuatoriano de Normalización (Inen) siempre ha llamado a discusión a los consumidores cuando hay normas que nos afectan y esto no ha sucedido. Los consumidores tenemos derecho a ser consultados sobre normas que nos afecten.
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