La calificadora Standard and Poor’s bajó ayer, por primera vez en su historia, de “estable” a “negativa” la perspectiva de evolución de la nota de la deuda estadounidense, dudando de la capacidad de la clase política de Estados Unidos para ocuparse del déficit presupuestal.
En un comunicado emitido poco antes de la apertura de Wall Street, S&P anunció que mantenía en ‘AAA’ su clasificación de la deuda a largo plazo de Estados Unidos, la mejor nota posible, reservada a los emisores que tienen las mejores garantías.Pero “puesto que Estados Unidos tiene” lo que “nosotros consideramos déficits presupuestales muy importantes y un nivel de endeudamiento gubernamental en alza, y puesto que el camino para tratar (estos problemas) no está claro, revisamos nuestra perspectiva sobre la calificación a largo plazo de ‘estable’ a ‘negativa’”, dijo el comunicado.
En concreto, esto significa que “pensamos que hay al menos una chance sobre tres de que bajemos la nota a largo plazo de Estados Unidos en los próximos dos años”, dijo Nikola Swann, analista de S&P, citado en un comunicado.
“Hay un riesgo creciente” de que el gobierno de Barack Obama y la oposición no logren un acuerdo sobre la reducción del déficit antes de la elección presidencial y parlamentaria de noviembre de 2012, afirmó Swann.
La Casa Blanca aprovechó la situación para declarar que la rebaja de la perspectiva de la deuda por S&P muestra que EE.UU. necesita “un acuerdo” sobre una reforma fiscal.
La revisión a la baja de la calificación de S&P es “un recordatorio de que es importante que alcancemos un acuerdo sobre una reforma fiscal”, dijo el portavoz de Obama, Jay Carney, a periodistas.
Carney insistió en buscar similitud entre los objetivos republicanos y demócratas, es decir “4 billones de dólares de reducción acumulada del déficit en 10 ó 12 años”.
Mientras, el Tesoro estadounidense se defendió diciendo que la perspectiva negativa de S&P subestima la capacidad de los dirigentes de Estados Unidos para reunirse y solucionar los difíciles déficits presupuestales.
La Bolsa de Nueva York terminó en clara baja tras el anuncio de S&P: el Dow Jones perdió 1,14% y el Nasdaq 1,06%.