Desde que el pasado 20 de marzo se publicara en el Registro Oficial la regulación para la operación del dinero electrónico, una serie de interrogantes aparecieron. En este tiempo, varios analistas han pedido explicaciones sobre aspectos que se incluyen en la normativa y que no están claros.
El dinero electrónico es un proyecto que este Gobierno ha intentado concretar en tres ocasiones desde el 2011. El objetivo general es que las personas puedan realizar transacciones (compras en tiendas u otros establecimientos, pagos de servicios, etc.) con su celular, evitando llevar dinero en el bolsillo, exponiéndose a robos.
Pero este tercer envión tampoco está exento de cuestionamientos. Estos tienen que ver, principalmente, con cuatro aspectos: ¿Será una herramienta para emitir dinero virtual con la opción de hacerlo real? ¿Se emitirá sin respaldo en dólares? ¿Servirá para pagar a proveedores del Estado y a servidores públicos? ¿En cuál de las cuatro cuentas del Banco Central del Ecuador (BCE) se registrarán estas transacciones?
Estas preguntas se han hecho un grupo de analistas, quienes han llamado a las autoridades a aclarar el alcance de la normativa. Tal como está, según ellos, se estaría dando al BCE una facultad de emisión que no tiene, porque el país, desde el 2000, carece de moneda.
Y esta es la primera interrogante. En el artículo 1, inciso d, se señala que el Central “es emisor privativo del dinero electrónico”. Pablo Lucio Paredes explica que esto puede significar dos cosas: una, la posible creación de un dinero paralelo, con las mismas capacidades del dinero real; y dos, que la entidad maneje un sistema con altos costos para el Estado y que lo pudiera también ofrecer un ente privado, ya que la idea es que sea un monedero y facilite las transacciones.
El segundo aspecto que abre una interrogante es que si se va a emitir dinero virtual, cuál va a ser su respaldo. En el articulado se hace referencia a que será dinero de libre circulación y que cualquier persona puede solicitar su canje por dólares.
Las economías que tienen moneda, para emitir circulante (monedas, billetes) deben tener un respaldo, generalmente en oro. Para el dinero electrónico, el respaldo serían los dólares de las personas, pero esto no está puntualmente especificado en el documento.
Mauricio Pozo explica que por cada USD 0,25 de dinero electrónico debe haber esa misma cantidad, en dólares físicos, en la cuenta del Central.
Es decir, que al existir un respaldo se garantiza que si, en determinado momento, todos quienes tienen dinero electrónico decidieran hacerlo efectivo no tendrían un no por respuesta. Pero, si se emitiera sin respaldo, y pasara algo así, las instituciones y establecimientos tendrían menos dinero físico que entregar del que existiría en dinero electrónico.
“Se requiere la seguridad de todos los agentes para que haya respaldo para emitir este dinero electrónico”, señala Pozo.
Esa duda la comparte el analista Pablo Ortiz García, para quien también es necesario que se aclaren las dudas. “¿Es una manera disimulada de crear moneda sin respaldo de activos de propiedad del Estado? ¿Es una forma de dejar a un lado a los dólares de la economía?”.
El presidente del Directorio del Banco Central, Diego Martínez, rechazó estas presunciones, al asegurar que es una visión alarmista. Y enfatizó que no habrá un solo dólar electrónico que no tenga su contrapartida en dólar físico.
Martínez, además, en contestación a diario Hoy, por un artículo de Pozo sobre estas dudas, señaló que “la persona que quiera disponer de dinero electrónico en su teléfono celular u otro dispositivo móvil deberá entregar el mismo valor en dólares americanos. Estos pasarán a formar parte de los activos del Central que permitirán cubrir el 100% del dinero electrónico solicitado”.
La tercera duda tiene que ver con el hecho de que el dinero electrónico debe “ser reconocido como medio de pago en el país por todos los agentes económicos y para la cancelación de obligaciones públicas”.
Es decir, esto abriría la posibilidad de pagar con esta moneda virtual a acreedores del Estado (proveedores e incluso servidores públicos). Y quienes recibieran estos valores -virtuales- podrían canjearlos a su vez por los productos y servicios que las autoridades definan e, incluso, efectivizarlos, o sea, sustituirlos por dinero físico constante y sonante.
Con las distancias del caso, esto recordaría a la emisión de los bonos patacón, realizada en Buenos Aires, en el 2001.
La ingeniera financiera Ana Belén Vinueza cree que hay que esperar el reglamento. El BCE tiene hasta el 20 de septiembre para elaborarlo. “Como está el texto, indicaría, no solo que el Estado pudiera pagar con dinero electrónico, sino que los acreedores estarían en la obligación de recibirlo”.
Y el cuarto aspecto que los analistas cuestionan es acerca de cómo y por qué no se han actualizado las cuatro cuentas del BCE. Esto es clave para determinar cómo se estaría respaldando el dinero electrónico. Martínez aseguró que “esa es información pública, que se remite a la Superintendencia de Bancos cada mes”.
NO OLVIDE
El celular. Las personas podrán cargar en su teléfono móvil un valor. Este monto se irá debitando conforme su uso. De esta forma no tendrán que llevar el dinero en su bolsillo. Solo usarán el celular.
Los locales. Una serie de tiendas, farmacias y otros establecimientos que se afilien a este sistema podrán aceptar este dinero electrónico. Los costos por transacción están todavía por definirse, aunque sería mínimo.
La seguridad. Las autoridades garantizan que este dinero electrónico no podrá ser robado, a pesar de que se pierda o se sustraiga el móvil. Las claves y las contraseñas servirán para ese fin.
La cuenta. No será necesario mantener una cuenta bancaria. Con ello se pretende bancarizar a las personas que no tienen acceso al sistema formal. Así, por ejemplo, el Bono podría pagarse por este mecanismo.
LA CIFRA
3,38 millones de dólares es el costo del proyecto adjudicado a la firma Adexus.