El primer ministro británico, David Cameron, arremetió este jueves contra sus socios europeos de la eurozona por su falta de competitividad y tildó de “locura” la tasa a las transacciones financieras que pretenden introducir.
El primer ministro británico participó en el segundo día del Foro Económico Mundial de Davos, la cita anual de la élite financiera, empresarial y política y volvió a hacer gala de sus escepticismo con el bloque del euro.
En un discurso destinado a complacer el euroescepticismo de su propio partido en casa y a enfurecer a Nicolas Sarkozy, Cameron rechazó despectivamente los planes del presidente francés de introducir una tasa a las transacciones financieras, incluso en solitario.
“El mero hecho de considerar eso (crear una tasa) en momentos en que estamos luchando por el crecimiento económico es simplemente una locura”, dijo Cameron.
“Está claro que el sector financiero debería pagar su parte. En Gran Bretaña ya lo estamos haciendo mediante las cotizaciones de los bancos y los impuestos a las acciones. Son opciones que otros países pueden adoptar”, dijo.
“Pero fíjense en los propios análisis de la Comisión Europea: muestran que una tasa a las transacciones financieras podría recortar el PIB de la UE en unos 200 000 millones de euros, costar cerca de 500 000 empleos y forzar hasta a un 90% de los (operadores de) mercados a dejar la UE”, subrayó Cameron.
Francia, Alemania y otros países de la Unión Europea podrán seguir adelante con la tasa sin Gran Bretaña, pero Cameron amplió su ataque contra la gestión económica de la endeudada eurozona.
En referencia al llamado realizado la víspera en la misma tribuna por la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, a favor de adoptar más medidas que fomenten el crecimiento, Cameron fue incluso más allá y reclamó una reforma completa de la gobernanza de la eurozona.
“No soy una de esas personas que piensan que las monedas únicas no pueden funcionar”, dijo, pero “en todas las uniones de monedas exitosas hay una serie de características comunes”.
Para el primer ministro británico, una moneda común debe contar con el respaldo de un banco central dispuesto a actuar como un prestamista de última instancia, una profunda integración económica entre los Estados miembros y un sistema de transferencias fiscales para eliminar los desequilibrios.
“Actualmente, no es que la eurozona no tenga todo eso – es que no tiene nada de eso”, asestó.
En diciembre, Sarkozy habría dicho que como Gran Bretaña no forma parte de la moneda única, Cameron debería callarse la boca sobre los asuntos de la eurozona.
Pero el líder británico no le ha hecho caso y detalló las medidas que tomaría si tuviera que hacer frente a la crisis de la deuda: condonar rápidamente la deuda de Grecia, recapitalizar a los bancos y establecer un cortafuegos para proteger a los Estados.
“Esto es lo que haría clara la diferencia entre sentimiento y perspectiva”, dijo, en una crítica velada a la timorata estrategia de Merkel que aboga por las reformas y rechaza de plano socializar la deuda soberana de la eurozona.
Mientras la apertura de los debates en Davos, el miércoles, se centraron en la crisis del capitalismo occidental, muchas de las sesiones del jueves han analizado los desafíos que enfrentan varias regiones del mundo.
El papel del islam en el mundo árabe y el estado del proceso de paz de Oriente Medio centraron la agenda, y para ello contaron con la presencia del presidente israelí, Shimon Peres, que debatió con Salam Fayyad, el primer ministro palestino.
El presidente sudafricano Jacob Zuma, el presidente tanzano Jakaya Kikwete y los primeros ministros Raila Odinga de Kenia y Etiopía, Meles Zenawi, aseguraron que la nueva generación de líderes africanos está dispuesta a hacer frente a los desafíos que se avecinan.
En la tarde, el presidente mexicano, Felipe Calderón, que actualmente ostenta la presidencia del G20, también entrará con fuerza en escena.