Vistas desde el cielo, las provincias de Orellana y Sucumbíos en la noche parecen un pastel de cumpleaños de alguien que acaba de cumplir 25 años y por cada año fue asignada una vela.
Un satélite tomó años atrás la foto de esta parte de la Amazonía ecuatoriana desde el espacio y reflejó una realidad menos alentadora que el onomástico. La imagen satelital captó la luz emitida por todos los mecheros de los campos petroleros de ambas zonas que queman entre 50 y 100 millones de pies cúbicos diarios de gas asociado de petróleo.
Es decir, un equivalente a la energía que demanda Quito en el mismo período.
El gas asociado es un compuesto de metano, butano, etano y CO2 que se encuentra en el subsuelo junto con el petróleo y agua de formación. Sale a la superficie cuando se extrae el crudo y puede servir como un combustible.
¿Por qué se quema en mecheros que no calientan nada más que el aire a su alrededor ya bastante caliente por el clima de la zona? Porque su poder calórico y su volumen no son constantes.
Es decir, que las cantidades de gas asociado son muy variables y no son directamente proporcionales a los barriles de petróleo con los que llegan.
Por otro lado, no todos los elementos que componen el gas asociado son combustibles ni se encuentran siempre en los mismos porcentajes.
Pero aquí entra la tecnología y el conocimiento. En los campos de Petroamazonas, un grupo de ingenieros ecuatorianos encabezados por Berend van den Berg, llevaron a cabo desde el 2008 el proyecto OGE (Optimización de Generación Eléctrica) para aprovechar ese gas asociado.
Bajo esa modalidad, el gas alimenta generadores que producen energía eléctrica y evitan así que se desperdicie en mecheros.
El proyecto consiste en instalar centrales de generación termoeléctrica de dos tipos: unas que funcionen con el gas asociado exclusivamente y otras que funcionen con gas y petróleo.
Para aprovechar el gas de los campos petroleros, primero se separa del crudo y se almacena en tanques especiales. Luego, pasa por un proceso de refinación en el que se separan los gases que no tienen un poder calorífico como el CO2, para después utilizarse en motores de generación.
El proyecto OGE primero busca reducir la contaminación con los gases de efecto invernadero que se producen con la quema del gas asociado en los mecheros de los campos petroleros. Después, eliminar el consumo de diésel como combustible para generar energía destinada en la operación de los campos petroleros.
También el proyecto quiere reducir la utilización del mismo petróleo en generación eléctrica para que ese volumen sea destinado a la exportación.
Inicialmente, el OGE se concibió para los campos de Petroamazonas. Bajo esta lógica, fueron reemplazados alrededor de 59 megavatios (MW) de potencia (cerca del 6% de la central hidroeléctrica Paute), que antes utilizaban diésel en generar energía.
Con una inversión total de USD 92 millones, el Estado ahorró USD 127 millones que habría gastado en importación de diésel para generar energía entre el 2008 y el 2011.
El éxito del proyecto llevó a los directorios de Petroamazonas y Petroecuador a aprobar su extensión a la generación de todos los campos y bloques petroleros tanto estatales como privados.
Es decir, hasta inicios del 2015, todo el distrito amazónico petrolero deberá estar interconectado en un anillo de energía eléctrica donde 21 centrales de generación con 500 MW de potencia (la mitad de Paute) funcionarán en base a tres combustibles: gas asociado, crudo solo y la combinación de gas y crudo.
Al ser el gas asociado inestable en su volumen y composición calorífica, el anillo interconectado permitirá que los campos con más gas cedan sus excedentes de energía a los campos con menor cantidad, que podrían verse forzados a generar con crudo.
La inversión total del proyecto es de USD 500 millones y permitirá, tanto a las empresas petroleras estatales como a las privadas, bajar sus costos en energía de USD 4 a USD 1 por barril.
Pero si a eso se suma la energía que provendrá de la hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair, entre los años 2015 y 2016, el 50% de energía que consuman los campos petroleros se originará del gas asociado mientras que el otro 50% será hidroeléctrica.
Con ello, el Ecuador se ahorrará USD 3 000 millones en importaciones de diésel hasta el 2021, dice Berend van den Berg.
La tecnología es cada vez más avanzada en este aspecto. En un inicio, Petroamazonas aprovechó seis motores fabricados en Estados Unidos de la marca Waukesha que instaló la estadounidense Oxy en la subestación Limoncocha del Bloque 15.
Estos equipos ya utilizaban gas para producir energía pero la falta de mantenimiento y el deterioro los llevó a rendir menos de la mitad de su capacidad, explica José Armijos, supervisor del proyecto OGE, por lo cual debieron ser repotenciados.
A estos motores se sumaron otros siete para alimentar de energía a todo el campo Limoncocha ubicado en el Bloque 15.
Los equipos están situados en un área de 2 000 metros cuadrados en la estación Limoncocha cubiertos por un techo de acero.
Su color es rojo y se componen de una serie de tuberías que los alimentan del gas asociado. Sin embargo, por su tecnología antigua emiten un ruido constante similar al de decenas de buses prendidos y en circulación.
A menos de 10 metros de distancia es imposible sostener una conversación entre dos personas por el nivel de ruido que emiten.
Pero con el avance de la tecnología, Petroamazonas adquirió seis nuevos generadores a gas de marca Jelbacher que los ubicó en el Centro de Facilidades de Producción, (CPF, por sus siglas en inglés) del Bloque 15.
Los equipos están cubiertos por una suerte de contenedor verde que minimiza el ruido.
Tanto en Limoncocha como en el CPF, pese a que ya se tienen generadores a gas, aún se quema parte de este en mecheros.
En la primera locación, el mechero es una torre de 10 metros de altura que lo corona una flama de al menos cuatro metros más.
En cambio en CPF, el gas se quema en una especie de tea olímpica circular a 1,30 metros del suelo saturando con fuego cerca de 160 m². Pasadas las 18:00, estos mecheros iluminan la noche amazónica plagada de árboles y vegetación, pero también contaminan su aire, ya que a menos de 50 metros se percibe el fuerte olor del combustible.
La polución, sin embargo, en ningún momento impide que dejen oír su voz los pájaros y los insectos de la zona.
Berend van den Berg explica que el funcionamiento de los mecheros se debe a que aún no está terminado el sistema interconectado amazónico. Por ello, los campos donde se produce energía con gas tienen más gas del que necesitan y sus excedentes de energía no se pueden exportar a otros campos ni almacenar, sino que se deben quemar.
Pero hasta el 2015, cuando opere la interconexión de los campos, se podrán eliminar casi en su totalidad los mecheros.