El Banco Central Europeo (BCE) mantuvo hoy su principal tasa de interés en su mínimo histórico de 1% y consideró prematuro abandonar las políticas de flexibilidad adoptadas para incentivar el crédito en plena crisis de la deuda.
“Cualquier discusión sobre una estrategia de salida es prematura actualmente”, dijo Mario Draghi en la conferencia de prensa posterior a la reunión mensual del BCE.
El BCE mantuvo su principal tasa directriz en 1%, el nivel más bajo de su historia, establecido en diciembre pasado en un contexto de agravación de la crisis de la deuda en la zona euro.
Por otra parte, el BCE no se plantea por el momento abandonar las medidas anticrisis y volver a aplicar una política monetaria más ortodoxa, señaló el presidente italiano de la institución.
Ni el nivel de inflación, cuya perspectiva está “anclada”, ni la situación económica, “más débil que lo esperado”, o el índice “elevado” del desempleo en la zona euro permiten iniciar esa salida, agregó Mario Draghi.
En cambio, el Banco Central alemán considera que llegó el momento de encarar el abandono de las medidas anticrisis.
El Bundesbank critica en particular el nivel de la tasa de interés directriz, que el BCE mantuvo el miércoles en 1%, el más bajo de su historia establecido en diciembre pasado.
Para los alemanes, esa tasa es demasiado baja con relación a la inflación que supera el 2%, es decir por encima del nivel que el BCE debe hacer respetar a mediano plazo, y, sobre todo, con relación a la economía alemana que teme que se cree una burbuja inmobiliaria.
El Bundesbank también se preocupa por la generosidad del BCE con los bancos de la zona euro, a los cuales prestó en dos etapas, en diciembre y en febrero, 1.000 millones de dólares a tres años, un plazo inédito.
Unos 800 bancos se beneficiaron de esos préstamos a bajo interés.
El Banco Central alemán piensa que esa generosidad es demasiado arriesgada y teme que, en caso de problemas de reembolso, el Banco Central Europeo pierda dinero.
Esos préstamos apuntan a facilitar que los bancos flexibilicen las condiciones de crédito a los particulares y las empresas a fin de estimular el crecimiento, lo que todavía no se ha concretado en los hechos.
“Esas medidas no convencionales necesitan tiempo para desplegarse, para hacer sentir su pleno impacto y tener un efecto positivo en el aumento de los préstamos cuando se reactive la demanda”, dijo Draghi, que pidió paciencia.
Al mismo tiempo, Draghi tranquilizó a los alemanes diciendo que el BCE vigilaba muy de cerca el nivel de los precios.
“El presidente del BCE es el que tiene la última palabra” en el debate sobre una “estrategia de salida” de las medidas anticrisis, dijo Draghi.
En la reunión del miércoles “no hubo discusión sobre un cambio de las tasas”, agregó el presidente del BCE.
La decisión del BCE no sorprendió a los economistas que habían anticipado ese statu quo en una coyuntura marcada por la debilidad de la situación económica en la Eurozona y los riesgos inflacionistas provocados por la subida del precio del petróleo.
“La situación en la zona euro en general es demasiado débil en este momento para que el BCE corra el riesgo de concentrar su comunicación en una estrategia de salida”, indicó el analista Gilles Moëc, del Deutsche Bank, que recordó que en el primer semestre de 2011 un intento prematuro de endurecer la política monetaria dejó un recuerdo amargo.