El Gobierno argentino adoptó medidas drásticas para enfrentar los efectos de la crisis internacional, como un riguroso control de importaciones y la reducción de subvenciones a servicios públicos, en un año donde se proyecta un crecimiento más moderado que en el 2011.
La presidenta Cristina Kirchner suprimió subsidios por USD 1 127 millones a varios sectores de la economía para contener el gasto público, lo que redundará en alza de tarifas y precios.
En el 2011, en plena campaña electoral, los subsidios alcanzaron un récord de USD 16 900 millones, 50% más que en el 2010, según cifras de la Asociación Argentina del Presupuesto (ASAP).
“El giro en la política fiscal y de ingresos respecto al año electoral es elocuente, aunque esperado”, dijo Marina Dal Poggetto del estudio Bein & Asociados, que prevé para el 2012 un crecimiento de la economía de 3,5%, inferior al 5,1% que pronostica el Régimen.
Argentina necesita un saldo comercial positivo para asegurar divisas y mantener el nivel de reservas monetarias, que bajaron en el 2011 de USD 52 000 millones a USD 46 000 millones, aunque el Banco Central volvió a comprar en el mercado tras la imposición de controles cambiarios.
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El país sudamericano necesita divisas para afrontar este año vencimientos de su deuda por alrededor de USD 16 000 millones.
Para el 2012, el Gobierno prevé un aumento de 8,8% en las exportaciones (USD 90 833 millones) y de 8,1% en las importaciones (USD 82 254 millones), que dejaría un superávit de USD 8 579 millones de dólares.
En el 2011 Argentina cerró con una balanza comercial superavitaria de USD 10 347 millones, 11% menos que en el 2010.
Por ello, el Régimen argentino puso en marcha medidas de corte proteccionista, muy criticadas por sus socios del Mercosur (Brasil, Paraguay y Uruguay), a los que Argentina destina el 25% de sus exportaciones y donde se origina el 31% de sus compras.
Las autoridades demoran hasta 10 días para autorizar compras, que los importadores deben solicitar mediante una detallada declaración juramentada.