No solo el sistema financiero privado ha facilitado el acceso al crédito de consumo a los ecuatorianos. También la banca pública y, específicamente, el Banco del Afiliado (Biess) ha jugado un papel protagonista en este sentido.
Acceder a un préstamo quirografario en esa entidad es hoy algo muy sencillo y, cuando se lo solicita, entre los requisitos de pre aprobación consta la especificación de para qué irá destinado el dinero. Son seis opciones: pago de deuda, compra de vehículo, gasto para viajes, inversión para educación, adquisición de enseres domésticos y gastos de salud.
Desde octubre del 2010 hasta el 23 de mayo de este año, la entidad concedió 1 055 196 préstamos quirografarios que sumaron USD 1 478,3 millones. El dato relevante es que, en los últimos siete meses, el 44% de las personas que solicitó este tipo de préstamo señaló que lo requería para pagar deudas (ver gráfico), según información provista por Omar Serrano, representante de los afiliados.
El dirigente aseguró que es la primera vez que se realiza un análisis sobre el destino de los recursos y que se dispone información solo desde octubre del 2011, cuando se empezó a realizar esta especificación en los requisitos.
Diariamente, el Biess desembolsa por concepto de quirografarios aproximadamente USD 4,1 millones, atendiendo a un promedio de 3 000 afiliados y jubilados en el país. De esta forma logra colocar 65 000 créditos de consumo mensualmente.
Conforme explica la propia entidad, el quirografario es considerado “rápido, ágil y de fácil acceso”, con un período de desembolso máximo de 72 horas.
Para solicitar este servicio, el usuario en relación de dependencia debe tener mínimo 36 aportes individuales, de los cuales seis deben ser consecutivos; no tener obligaciones vencidas en el Instituto Ecuatorianos de la Seguridad Social (IESS) o el Biess; tener la clave personal de historia laboral y mantener una cuenta de ahorro o corriente activa en una entidad financiera registrada en el Seguro.
Mientras tanto, el monto del crédito depende del acumulado que el afiliado mantiene en sus fondos de reserva y cesantía y, en el caso de los jubilados, de la pensión que recibe mensualmente.
Este dinamismo en la concesión de créditos, sin embargo, es visto con preocupación desde varios ámbitos. En primer lugar, para el economista Xavier Zambrano, “no hay ni que endiosar ni que estigmatizar” la función del Biess.
“Es evidente que tanta cantidad de dinero, inyectada desde la esfera pública, debía ser canalizada. Y ahí el Biess cumplió su papel. Pero del otro lado, haber flexibilizado tanto la entrega de créditos, quizás ayudó a que el sobreendeudamiento haya aparecido más rápidamente”.
Por su lado, el presidente de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (ABPE), César Robalino, reconoce que la actividad de la banca pública ha sido importante en términos de otorgamientos de créditos. Sin embargo, lo que a este ejecutivo le preocupa es si las provisiones para enfrentar posibles problemas futuros son tan grandes como las de la banca privada. “Nosotros somos muy estrictos con las provisiones. Hemos detectado que la banca pública no lo es en los mismo términos”.
Pero el director del Biess, Efraín Vieira, ha señalado reiteradamente que el riesgo de no pago es nulo dentro de la entidad, ya que cada préstamo está garantizado con los fondos de reserva y cesantía de los afiliados. Además, siempre el cobro de la cuota mensual se la realiza vía rol de pago.
Pero, para el catedrático Francisco Armijos, el debate va más allá de si hay riego o no a la hora de cobrar. “La pregunta es si la banca pública va a someterse a las mismas acciones de control que anuncia el Gobierno para controlar el sobreendeudamiento. Mucho dinero también está canalizándose por este segmento. Hay gente endeudada, no solo en tarjetas, sino además, en las cuotas de su vivienda o en el mismísimo quirografario, que por cierto, se lo dan a pesar de que el afiliado tenga un hipotecario aprobado”.
El Régimen anunció que a través de resoluciones de Junta Bancaria se tratará de poner un freno a los niveles de endeudamiento de las personas. Entre las medidas que anunció están la revisión de los cupos de las tarjetas de crédito y la exigencia para mejorar las provisiones de los bancos.
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Testimonios
Sulay Sarsoza, asistente administrativa
‘Ahora tengo tres deudas que pagar’
Tuve que pedir un crédito al Biess ( Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) para pagar una deuda de dos tarjetas de crédito que eran de mi hermana: American Express (Banco de Guayaquil) y Diners Club (Grupo Pichincha). El monto de la deuda alcanzaba los USD 3 000 que fueron necesarios para pagar un quebranto de salud que incluyó a mis tres hijos. Como los intereses de esas tarjetas se ampliaban cada vez más recurrí al Biess.
Ahí, al tener como respaldo los fondos de reserva y mi trabajo, fue más fácil obtener el dinero para pagar esas dos deudas. Lo que me dieron alcanzó para pagar la mitad. Pero ahora tengo que pagar las cuentas en tres entidades. Para cubrir esas deudas trabajo en dos lugares. Aunque no cancelé todo estoy más tranquila porque reduje un poco la deuda con mi hermana.
Fernanda M, comunicadora
‘Renegocé mi deuda y entré a la central de riesgos’
Me fui a Argentina y compré muchas cosas con mi tarjeta Visa. Además, como estaba a punto de graduarme de la universidad compré cosas adicionales que estaban fuera de mi presupuesto. La deuda subió a USD 2 000 y me asusté. Un amigo me comentó de los préstamos quirografarios del Biess y los solicité.
A la semana me hicieron efectivo el dinero y con ello reestructuré mi deuda y pagué todo. En un mes ya termino de pagar ese préstamo. Pero me quedé con un problema. En el banco nunca me explicaron que al renegociar la deuda entraría a la central de riegos, en la categoría C. Ahora no me pueden dar ningún préstamo. Reclamé y me dijeron que esa acción fue ilegal, pero como la persona que realizó esa operación ya salió de la empresa resulta que debo esperar cinco años para salir de la central de riesgos.
Oscar R, empleado privado
‘Pedí un préstamo para pagar otra deuda’
Solicité un crédito a una cooperativa para adquirir un carro en el 2010. A mis 27 años creí que ya era hora de tener algún bien y qué mejor si era un auto. Nunca antes pedí un préstamo. Los bancos me ofrecían a cada momento tarjetas de crédito, incluso créditos pre aprobados de consumo que no acepté. Al final del día decidí solicitar el dinero a la cooperativa.
Pero hace dos meses un camión me chocó el carro y se fugó. El arreglo me significó la cuarta parte del valor del auto, USD 3 000. Como gano USD 700 no me alcanzaba para pagar esa deuda. Entonces acudí al Banco del Seguro Social (Biess) para hacer un préstamo. La suerte es que no he retirado mis fondos de reserva que son mi garantía. Ahora tengo dos deudas. Mi sueldo apenas me alcanza para pagar la gasolina. La ventaja es que vivo con mis padres.