La Secretaría de Hidrocarburos abrió la licitación de los campos petroleros marginales Armadillo, Chanangue, Charapa, Eno-Ron, Ocano – Peña Blanca y Singue.
Las áreas están ubicadas en su mayoría en el nororiente de la región Amazónica con excepción de Armadillo que se encuentra en el centro. Para participar en el proceso están convocadas compañías nacionales y extranjeras que estén interesadas en explorar y explotar crudo en la zonas.
Los campos fueron denominados como marginales durante los últimos diez años, debido a que tenían una producción menor a los 5 000 barriles diarios.
Estos fueron descubiertos entre 1978 y 1994 por Cepe y Petroecuador pero en su mayoría no entraron en producción sino hasta finales de la década de los 90 por falta de recursos de la compañía estatal para su desarrollo.
De los seis campos, Charapa, Armadillo y Singue fueron concesionados a las firmas Bellwether, el Consorcio Gran Colombia y Suelopetrol. Sin embargo, las áreas no registraron producción en los últimos años por problemas con las comunidades y discrepancias con los gobiernos.
El consultor petrolero, Luis Calero, advierte que también hubo problemas con estas compañías por la falta de inversión y las dificultades que tuvieron en conseguir financiamiento para llevar a cabo el desarrollo de los campos.
“Algunos de estos contratos entraron en causales de caducidad”, añadió Calero, y advirtió que estos problemas con las empresas evidenciaron una falta de rigurosidad para su elección, dentro de los procesos de licitación.
Finalmente, las compañías que los operaban no tuvieron éxito en el último proceso de renegociación de contratos petroleros por lo que las áreas fueron revertidas al Estado y al momento se negocia la liquidación de sus inversiones.
En el otro grupo de campos se encuentran Chanangue, Eno- Ron, y Ocano – Peña Blanca.
Aunque en varias ocasiones desde 1999 se pretendió licitar estos campos, los procesos fueron fallidos porque no se adjudicaron a ninguna compañía.
De acuerdo con datos del Ministerio de Recursos No Renovables, publicados en su dirección electrónica, tampoco la producción de las áreas bajo el Estado tuvo el éxito que se esperaba.
Por ejemplo, el campo Chanangue entre 1990 y 1992 tuvo una producción total de 68 639 barriles (62 barriles diarios) y la última producción reportada es de 10 barriles por día con un corte de agua del 90%. Es decir, que por cada 100 barriles extraídos, 90 fueron agua y 10 fueron crudo.
Para las casos de Eno-Ron, y Ocano – Peña Blanca tampoco hubo resultados significativos en la etapa de explotación.
De acuerdo con los datos de la Secretaría de Hidrocarburos, las reservas de petróleo que podrían llegar a extraerse ascienden a 35,1 millones de barriles.
Este recurso con el precio del barril de crudo ecuatoriano en USD 100, podría implicar para el Estado alrededor de USD 2 385 millones. Ello, si se paga a las compañías que exploten los campos una tarifa equivalente al promedio que se llegó en la renegociación de contratos. Es decir, USD 32 por cada barril.
Más de la convocatoria
Aunque los campos licitados se denominaron en el sector petrolero como marginales por su menor producción, en la convocatoria se presentaron con el nombre de bloques.
Algunos analistas explican que eso puede evidenciar una estrategia del Gobierno para que se firmen los contratos de esos campos bajo la modalidad de prestación de servicios y no bajo el modelo de campo marginal, lo cual derivaría en un contrato de participación.
Las empresas interesadas deberán pagar USD 10 000 como derecho para participar, por bloque, no reembolsables.
Las ofertas de las compañías o consorcios podrán ser presentadas como plazo máximo hasta el próximo 26 de agosto.