Benigno Aldaz, a sus 61 años, está activo durante todo el día. Él ofrece el servicio de alimentación para la florícola Josarflor, ubicada a las afueras de Cayambe, la mayor zona florícola del país.
Cerca de la plantación hay un letrero amarillo que dice “Paralelo Cero”, que indica el cruce de la línea imaginaria que divide al mundo en dos mitades.
Todos los días, a las 05:00, Aldaz llega a la plantación para preparar 170 almuerzos (que vende a USD 1,40 cada uno), para los trabajadores de la florícola. Su esposa y dos empleados también colaboran, pero ellos se incorporan a las 07:00, cuando todo está arreglado y limpio en la cocina.
“Hace nueve meses que colaboro en esta plantación. Cocinamos, servimos y limpiamos. Las actividades terminan a las 16:00, pero a veces tengo que viajar a Quito o Ibarra para comprar, porque aquí no hay mucha variedad”.
Por sus servicios obtiene USD 1500 a la semana, pero solo se queda con USD 300, ya que el resto lo reinvierte en su negocio y en el pago a sus empleados.
Entre ellos está Luis Llanchaliquín, quien recibe el sueldo básico (USD 264) más su afiliación a la Seguridad Social.
Ambos han escuchado de los recientes problemas que los floricultores enfrentan para exportar hacia EE.UU. tras el vencimiento de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (Atpdea). El lunes pasado mostraron su temor porque eso pudiera afectar su fuente de ingresos. Para muchos trabajadores, la principal fuente de empleo está en las florícolas .
El gerente de Josarflor, Sebastián Pádula, escucha a Aldaz y coincide en que la mayor preocupación ahora es el empleo. “La actividad florícola da trabajo a 50 000 personas de forma indirecta. Nosotros tenemos 50 proveedores (el promedio de las fincas, según Expoflores) y 160 trabajadores directos, de los cuales 92 son mujeres de la zona” .
Una de ellas es Gladis Guasgua, quien labora en la plantación desde hace siete años. Primero se dedicaba a la clasificación y ‘embonche’. Ahora es supervisora de la sala donde se revisa que las rosas de todos los colores tengan el tamaño y la apariencia perfecta.
“Es cuestión de detalle”, comenta Johny Pisco, un guayaquileño que se vinculó hace 12 años al sector y que ahora trabaja como encargado del área de empaque.
Mientras narra su historia, un torrencial aguacero se desata sobre Cayambe. El frío le obliga a abrocharse hasta el cuello los botones de su delantal azul (usa también una gorra). A la par comenta que la floricultura da trabajo a quienes no han podido estudiar y ha permitido que el 80% de personas de Cayambe labore de forma directa o indirecta.
A escala nacional, 22 actividades económicas están relacionadas con el sector floricultor, según un estudio del Banco Central que data del 2007 y que es el último registrado. El documento detalla que las florícolas realizan un mayor consumo en equipos, compra de químicos, cartones, plástico, servicios bancarios, de telecomunicaciones, de transporte, etc.
A esta última actividad se dedica José Sánchez, quien hace 15 años consiguió un empleo de chofer, en una plantación. Mediante un préstamo compró un camión de segunda mano, que no recuerda cuánto le costó. Hace dos años lo vendió y compró otro en USD 30 000, con el que trabaja de manera independiente.
Él ofrece servicio de carga desde las plantaciones hasta las bodegas en el aeropuerto Mariscal Sucre, de Quito . “Trabajo de lunes a sábado desde las 16:00 hasta la 01:00 del día siguiente. Es estresante porque hay que entregar las cajas puntualmente y, a veces, hay tráfico en la carretera o exceso de camiones en la terminal, lo que demora el proceso. Gano USD 2 000 al mes pero gran parte va para gasolina, mantenimiento y otros gastos. Por ahora solo doy servicio a Josarflor”.
Esta empresa también cuenta con proveedores de insumos para las plantaciones y equipos de trabajo como es el caso de AMC. La compañía, que tiene almacenes en Cayambe, Lasso y Quito, da trabajo a 60 personas y entrega servicio a floricultoras desde El Ángel en Carchi hasta Cuenca.
“Varios insumos que se venden los compramos a otras fábricas que los producen, lo que representa más plazas de trabajo. Ofrecemos más de 700 productos, entre los que están guantes, botas, etc., para protección”, dijo Andrés Moreno, subgerente general.
Esta compañía da servicio puerta a puerta en las fincas. Cuenta con ocho camiones, dos camionetas, dos furgonetas para la distribución. En estos días, la actividad es intensa, porque las flores están listas para agasajar a las madres en su día mundial.
Otros detalles sobre el sector floricultor en el Ecuador
Este sector económico genera por fletes USD 224 millones. Mientras que en servicios logísticos USD 20 millones. En total la actividad genera (tomando en cuenta las exportaciones) USD 850 millones.
En el país existen aproximadamente 600 empresas floricultoras. Los cálculos de Expoflores revelan que cada una invierte por hectárea USD 231 000 y que la inversión total por cada plantación alcanza un total de USD 1, 5 millones.
Cada finca posee en promedio 6,5 hectáreas. El promedio nacional de área cultivada es de 3 900 hectáreas.
Las empresas floricultoras, como Josarflor, ofrecen trabajos a personas con discapacidad, quienes se encargan de tareas de colocar capuchones, grapar cajas, entre otros.
Los proveedores de insumos para las floricultoras aseguran que también se entregan a Colombia, Perú, etc.
El 99,83% de las exportaciones de flores a EE.UU. entró el año pasado con el beneficio de la Atpdea, según un estudio del Centro de Investigación y Análisis de Políticas Públicas.
El mismo documento detalla que el 54% de las exportaciones bajo Atpdea de flores corresponden a rosas y el restante a otros como claveles.
El Gobierno asegura que sin Atpdea podrían peligrar 3 000 empleos en el sector.
Testimonios
Andrés Moreno. Subgerente general de la empresa AMC
El sector rural es importante
Nuestra compañía, existente desde hace 20 años, vio la importancia de expandirse como empresa y dar empleo en las comunidades rurales donde se concentra la actividad florícola por lo que hace dos años abrimos este almacén en Cayambe y ahora tenemos otro en Lasso. Actualmente, atendemos al 95% de florícolas del país y el 80% de nuestras ventas dependen de esta actividad productiva. Si ellos (los floricultores) empiezan a tener problemas con la exportación nos afectaría directamente porque se consumiría menor cantidad de insumos y tampoco tendrán buenas condiciones de liquidez para el pago a los proveedores. Ante la coyuntura (falta de Atpdea) estamos buscando nuevos mercados pero dando el respaldo a este sector .
José Lovamondo. Administrador del almacén de AMC
Hay trabajo para foráneos
Soy residente de Cayambe y logré vincularme hace 12 años en AMC, empresa que me dio la oportunidad de aprovisionar a las plantaciones de material y laborar en mi misma comunidad. Anteriormente la gente de la zona se dedicaba a la agricultura y ganadería, pero la demanda de personal era bastante baja y lo que se ganaba con eso no era suficiente. Esta situación nos obligaba a buscar fuentes de trabajo fuera de la zona, principalmente en Quito. El cierre de las plantaciones, que ya ha sucedido en años anteriores, nos afectaría mucho a los trabajadores directos e indirectos. Las más golpeadas serían aquellas personas que vinieron de otras provincias, quienes no tendrían otra alternativa que regresar a sus sitios de origen y dedicarse a otras actividades. Cuando ha existido problemas de mano de obra se ha enfrentado situaciones como las que describí.
Sebastián Pádula Gerente de la florícola. Josarflor
La inversión está en riesgo
La empresa tiene seis años y la inversión que se ha hecho es inmensa ya que cuando la compramos básicamente su valor era la tierra. Esta plantación tiene 18 hectáreas y contamos con 160 empleados cuya rotación es mínima, dado que producimos y exportamos todo el año). Aquí capacitamos a la gente, les ofrecemos servicio de salud, venta de medicamentos a precio de costo, etc. Queríamos crear una guardería pero como están las cosas el proyecto está suspendido. Los empleados provienen de Cayambe, Tabacundo, Guachalá, etc. Lo mismo ocurre con muchos de los proveedores entre los que están las empresas que nos entregan fertilizantes, productos de sanidad, los que ofrecen sistemas de riego o apoyo eléctrico como Coelec. También están los volqueteros.