La plataforma Wikileaks se ha hecho de otro poderoso enemigo: el mundo financiero. Al contrario que el Gobierno de EE.UU., que hasta ahora solo reaccionó con palabras a la publicación de documentos secretos, los bancos que se ven amenazados pasan a los actos.
El dinero gobierna el mundo y eso es algo que Wikileaks está empezando a sentir dolorosamente. Apenas había anunciado su intención de descubrir a los más poderosos de Wall Street cuando los grandes consorcios financieros bloquearon el flujo de donaciones necesarios para la supervivencia de la web.
A los grupos de tarjetas de crédito Visa y MasterCard y al sistema de pago ‘on line’ Paypal les siguió el Banco de América, que se ha negado a transferir más dinero a Wikileaks. La web podría estar implicada en actividades que no son coherentes con la normativa de la casa para la transmisión de pagos, justificó el gran banco este fin de semana.
Y la reacción no se hizo esperar: “Pedimos a todas las personas que aman la libertad que cancelen sus cuentas en el Bank of America”, llamó Wikileaks mediante el servidor de mensajes cortos Twitter.
El duro llamamiento no está exento de peligro: las empresas financieras amenazan con boicotear la supervivencia de Wikileaks, dependiente de donativos para mantener su actividad. Pero los donativos deben llegar ante todo y eso es lo que parece cada vez más difícil: Visa y MasterCard dominan el mercado mundial de tarjetas de crédito y Bank of America es el número uno del sector en Estados Unidos.
También, el Departamento de Justicia de Estados Unidos está explorando las vías legales para demandar a Julián Assange, afirmó el vicepresidente estadounidense Joe Biden, quien considera al fundador de Wikileaks como un “terrorista de alta tecnología”. “Estamos estudiando esto. El Ministerio de Justicia trabaja sobre ello”, dijo.
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