Diego Bravo,
Redacción Judicial
Cuando el escritor quiteño Abdón Ubidia se enamoró por primera vez, en 1957, él tenía 13 años; una canción romántica le marcó: Tammy. El tema, interpretado por la estadounidense Debbie Reynolds, lo hacía suspirar por las noches mientras pensaba en su amada.Ese fue uno de los momentos en los que la música comenzó a formar parte de su vida.
Por eso, boleros, tangos, canciones populares, la música clásica e incluso el pop contemporáneo se han convertido en sus pasiones. No se amilana al decir que gusta de la música de Shakira, José José o Lucho Gatica.
Ubidia disfruta sus melodías favoritas en todo lugar y a cualquier hora. De hecho, él come, vive, duerme y trabaja mientras oye música, a través de una vieja grabadora, que habita en su oficina, o de su agenda electrónica.
¿Es verdad que usted escucha música todo el tiempo?
Tengo una adicción: la música. Me gusta el silencio como una especie de bien suntuario porque Quito es una ciudad que nunca descansa, pero no puedo prescindir de este placer.
¿Se siente un músico frustrado?
No. Aunque no hago música sí la escucho; de hecho, lo hago hasta cuando duermo. No le exagero.
¿Cómo hace para escuchar sus temas preferidos mientras descansa en la noche?
No es difícil, utilizo la radio del reloj despertador.
¿Su esposa no se molesta?
Cuando se incomoda utilizo todo lo necesario para no perturbarla. También soy adicto a la tecnología, entonces tengo aparatos para escuchar música. Además ella tiene el sueño profundo. Yo pongo a un nivel muy bajito el volumen hasta dormirme. Y de vez en cuando uso los audífonos.
¿Lleva a todos lados su Mp3 player?
Sí, tengo un Mp3, pero también llevo una PDA (agenda electrónica) que me sirve para todo.
¿Qué clase de música lleva en su PDA?
Tengo una selección personal. Por ejemplo, una de Debbie Reynolds que se llama Tammy. Debe ser de los años 60. Trata de alguien que está enamorado y oye el cantar de un búho, el río y los árboles. Es el rumor del amor.
¿Se enamoró con ese tema?
Sí, y la dama en cuestión no correspondió a mis cariños. Evidentemente identificaba la canción con ella. Diría que platónicamente, yo tendría unos 13 años.
Relacionar el amor con la música acrecienta el sentimiento…
Cuando usted se enamora se inventa al otro. Entonces, usted le pone gracias y atributos que la dama de sus sueños no solo tiene, sino que usted también inventa.
¿Antes había mejores cantantes y grupos que ahora?
No. Ahora creo que asistimos a este fenómeno de la cultura de masas que multiplica al infinito las posibilidades de los cantantes. Ahora hay tantos artistas que ¿quién sabe si detrás de ellos está escondido el nuevo Dostoievski.
¿Le gusta el reggaetón?
El problema está en que yo llegué demasiado tarde al reggaetón y no me llega a convencer. Me parece mucho más natural la música vernácula que se sigue cantando en los pueblos, las ciudades pequeñas y entre los migrantes. Ese género me parece más de la cultura de masas.
¿Se siente fuera de onda?
Creo que no le he prestado la debida atención al reggaetón, a pesar de que sí he tratado de acercarme a Don Omar u otras agrupaciones.
¿Cuándo escuchó Don Omar?
Tengo una colección de reggaetón y traté de hacer un estudio equivalente a un ensayo sobre la música rockolera. Compré unos 10 discos tal vez de esa música, pero no me convenció.
¿Qué música odia?
La música disco que estuvo de moda en los años 80. Esa no la pude admitir. Es un estilo que nunca me llegó al corazón. Lo mismo me pasó con el género New Age, porque tomaba simplemente lo más elemental, suave y potable para hacer un pastiche.
¿Cuáles son los cantantes que más disfruta ahora?
De Juan Fernando Velasco me gusta mucho esa actualización de temas viejos que calzan en la juventud. Hay tantos cantantes que me gustan. A veces, los cantantes tienen su momento y punto. Por ejemplo, pienso en Shakira.
¿Para usted ya pasó el momento de Shakira?
Ella es otra antes de vincularse a Miami con Gloria Estefan. Al principio hizo temas inolvidables como ‘Pies descalzos’ o ‘Dónde están los ladrones’, pero ahora se hizo una cantante de ninguna parte, con shows lamentables como ese videoclip en el que asoma vestida de leona y es ridículo.