El presidente de México, Felipe Calderón, pidió ayer al Congreso de EE.UU. volver a regular el uso de armas de asalto, que fluyen hacia la frontera con su país ilegalmente y permiten a los carteles del narcotráfico un gran poder de combate. En un discurso ante el legislativo estadounidense, Calderón dijo que el incremento de la violencia de los carteles en México coincide con el levantamiento de una prohibición de uso de rifles de asalto por parte de civiles que Estados Unidos dejó sin efecto en el 2004. “Entiendo la sensibilidad política de este tema”, dijo Calderón, refiriéndose a que el derecho a portar armas está contenida en la segunda enmienda de la Constitución de EE.UU. “Voy a pedirle al Congreso ayudarnos, con respeto, y entender lo importante que es para nosotros que ustedes tengan leyes tan fuertes para no suplir de armas a los criminales”, dijo Calderón en su discurso, como parte de una visita oficial que realiza a Estados Unidos desde el miércoles. México trata de que Washington se involucre más en el combate al narcotráfico, dado que la mayor parte de las drogas que los carteles mexicanos pasan a través de la frontera se dirigen a los consumidores estadounidenses.Pero el discurso del presidente Calderón ante el Congreso volvió a demostrar la fuerte división política reinante entre demócratas y republicanos. Calderón fue recibido con aplausos unánimes por ambas formaciones en la sala de la Cámara de Representantes. Hacía nueve años que un presidente mexicano no se dirigía al pleno del Congreso, y el liderazgo de Calderón a la hora de luchar contra el narcotráfico es reconocido de forma aplastante por los legisladores. Pero cuando Calderón pidió al Congreso que reinstaure la prohibición de venta de las armas de asalto, que caducó en 2004, los demócratas volvieron a aplaudir, pero los republicanos se mantuvieron en silencio. “Hoy en día existen más de 7 000 armerías a lo largo de la frontera con México donde prácticamente cualquier persona puede comprar estas poderosas armas”, sostuvo.