François Hollande y Barack Obama sepultaron este martes, 11 de enero, el escándalo del espionaje estadounidense y restauraron la confianza mutua, en ocasión de una visita de Estado del mandatario francés a Estados Unidos.
“Queremos combatir el terrorismo, pero también queremos alcanzar ciertos principios. Y estamos avanzando en esta cooperación. La confianza mutua ha sido restaurada”, dijo Hollande en conferencia de prensa en la Casa Blanca.
El mandatario francés señaló que esa confianza restaurada “debe estar fundada a la vez en el respeto de cada uno de nuestros países y también en la protección de la vida privada”.
Hollande, que llegó en la tarde ayer, 10 de febrero, Washington, fue recibido este martes, 11 de febrero, con honores en la Casa Blanca, donde luego mantuvo una extensa reunión de trabajo con Obama.
Este martes, Obama anunció que viajará a Francia en junio para la conmemoración del 70º aniversario del desembarco de las fuerzas aliadas en Normandía, el 6 de junio de 1944.
En un tono más serio, ambos mandatarios resaltaron su voluntad de afrontar “juntos” los grandes desafíos globales, como el terrorismo, la proliferación nuclear, las crisis en Medio Oriente y África, y el cambio climático.
El escándalo global generado por las revelaciones del exanalista de inteligencia Edward Snowden afectó de forma directa las relaciones de Estados Unidos con varios aliados europeos, y Obama tuvo que empeñarse personalmente en buscar recomponer el diálogo.
Las denuncias, que en el caso de Francia apuntaban a la interceptación de millones de llamadas telefónicas en ese país por parte de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) , agrietó las relaciones franco-estadounidenses, que vivían una mejoría tras la agria ruptura por la guerra de Irak hace una década.
La jornada culminará con una fastuosa cena de Estado con la presencia de unos 300 invitados, a la que Hollande asistirá solo, luego de una crisis en su vida sentimental se regara por los tabloides de todo el mundo.
En un nota discordante, un puñado de opositores al mandatario francés se apostaron frente a la Casa Blanca con una enorme pancarta que reclamaba su “dimisión”.