Redacción Siete Días y Agencias
El caso parece extraído de la ficción: Stieg Larsson (Västerbotten, 1954- Estocolmo, 2004) era un periodista idealista, activista contra el racismo, defensor del feminismo y de los derechos de la mujer. Hasta ahí todo bien; las cosas se complican cuando muere repentinamente en el 2004 de un ataque al corazón, dejando detrás tres manuscritos sobre Lisbeth Salander, la hacker tatuada que resuelve crímenes, y ningún testamento.
La trilogía de Larsson es considerada la sensación literaria de la década. Pero podría haber más: el autor trabajaba en un cuarto libro cuando murió. El borrador está en una laptop que pertenece a Eva Gabrielsson, quien fue pareja de Larsson desde 1972 hasta el 2004, tiempo en que compartió con él sus aventuras como periodista de guerra y ferviente activista contra el neofascismo, que ganó fuerza en Suecia durante las últimas tres décadas; sin embargo, nunca se casaron y esta circunstancia resultó decisiva a la hora de repartir la herencia.Con su muerte, el hombre que defendía a las mujeres dejó a su compañera de toda la vida sin derecho sobre su obra y -además- enfrentada a dos hombres. La ley en Suecia está basada en el derecho germánico medieval, que privilegia el vínculo de sangre por encima de todo.
Al no estar casada, Eva es una entidad inexistente para la ley de herencia sueca.
Gabrielsson declaró que ella y Larsson nunca se casaron porque, por las investigaciones periodísticas que Larsson había desarrollado antes de las novelas, había organizaciones neonazis que estaban detrás de él.
Erland y Joakim Larsson, padre y hermano, con quienes Stieg presuntamente solo mantenía contactos esporádicos y que ni siquiera asistieron a su entierro, son quienes tienen los derechos sobre el cuarto manuscrito inconcluso, que se supone es de 320 páginas.
Gabrielsson se niega a entregárselo a la familia del autor e incluso se ha rehusado a adelantar cualquier detalle del argumento, a menos que le den los derechos totales de la serie Millennium .
A ciencia cierta no se sabe nada, pero hay rumores por toda la red que dicen que la viuda de Stieg conoce el final del cuarto libro y ha dicho que tenía la intención de publicarlo.
Además hay otro rumor, al parecer Gabrielsson habría escrito sus memorias y también las quiere publicar.
Hasta ahora, la trilogía sobre el lado oscuro de Suecia, donde una periodista y pirata informática se enreda en misterios de asesinato, escándalos de tráfico sexual y una unidad secreta del gobierno, ha vendido más de 30 millones de ejemplares alrededor del mundo. Una película en sueco de “Los hombres que no amaban a las mujeres” se estrenó el año pasado con un éxito sorpresivo, y el año que viene Hollywood comenzará a rodar su versión. Los derechos cinematográficos de la saga son inmensos, y esa es otra causa para las disputas.
Los Larsson le ofrecieron a Gabrielsson cerca de 3 000 000 de dólares y dicen estar dispuestos a compartir más beneficios económicos, pero dejan entrever que Gabrielsson no está del todo mentalmente estable y que los requerimientos que hace a través de su abogado en términos de control del legado, y no solo de dinero, son excesivos.
Mientras se decide el futuro del cuarto libro, la red continúa ardiendo. De hecho, ya se han organizado grupos para ayudar económicamente a la mujer de Larsson a pagar a sus abogados.