La nueva ley antiinmigrante de Arizona no solo suma a ciudades como Nueva York que piden el boicot, sino que empieza a provocar acciones extremas como la huelga de hambre.
Oswaldo Cabrera, ecuatoriano de 42 años y dirigente de los inmigrantes, es el rostro visible de esta nueva acción que en última instancia busca un compromiso político para avanzar en la reforma.
También se anunció que 19 jóvenes de Brooklyn van a optar por esa acción extrema, mientras que Cabrera dice que desde la próxima semana algunos inmigrantes desde Miami se sumarán a la huelga de hambre.
Cabrera, quien desde el lunes 10 permanece en una iglesia luterana del barrio Spanish Harlem, en Manhattan, dijo que tomó esta decisión porque “no quiero ver a cinco millones de niños de Estados Unidos llorando por la separación de sus padres. Si ese proyecto de ley no entra a ser debatido en julio serán cuatro años más de ver romperse a las familias y eso no lo podemos tolerar”.
Según él, la ley de Arizona “es racista y ofende la dignidad de los seres humanos y de Estados Unidos. Cuento con el apoyo de las iglesias luteranas y llegaré hasta las últimas consecuencias”, aseguró Cabrera. Ayer, en su quinto día de ayuno, el ecuatoriano dijo se siente “un poquito débil… pero en pie de lucha”.
Mientras su decisión hace olas entre los medios de comunicación, políticos de Nueva York también se sumaron al llamado de boicot económico en contra de Arizona por ésta medida.
Para Al Rojas, representante de la organización Labor Council for Latin American Advancement, la decisión de Cabrera es muy personal y una fuerte convicción. “Espero que no llegue a dañar su salud porque no queremos que los dirigentes se enfermen sino que trabajemos en concienciar a los ciudadanos blancos que votan para que reflexionen”.
Según este dirigente de los inmigrantes de Sacramento en California, su organización y otros dirigentes se reunieron con el alcalde de Sacramento para apoyar las acciones en contra de leyes como la aprobada en Arizona.