Recuerdo cuando hace nueve años compré un computador y presumía del increíble disco duro con unos amplísimos 30 gigabytes de capacidad. Un compañero de trabajo en esa época me decía que era un desperdicio de dinero, ¿qué iba a meter en un espacio tan grande?
Seguramente muchos de ustedes tienen anécdotas similares, las cuales se vuelven mucho más graciosas frente a los últimos cálculos de los expertos, que afirman que la humanidad ha llegado a un Zettabyte de almacenamiento digital. ¿Se acuerdan de los disquetes de 3,5”? Se necesitaría un total de 1 125 899 906 842 624 de esas unidades para guardar todos esos datos (1). Nuestra sociedad almacena cada vez más datos y produce a cada segundo una cantidad incalculable de información a través de los teléfonos móviles, las redes sociales y el correo electrónico. Cada día se sube un promedio de 200 000 videos a YouTube.
¿Qué pasa con toda esa información? Un artículo de la revista de The New York Times sugiere que esta época puede identificarse como la del ‘fin del olvido’. Cada una de nuestras interacciones con el entorno queda grabada, y está mucho más al alcance del resto del mundo que los antiguos archivos que se terminan deteriorando por el tiempo y las polillas en las bibliotecas, sótanos y museos.
Lo que más me llamó la atención de ese trabajo es la reflexión respecto a que, aunque una gran mayoría de los internautas no tienen esa conciencia, todo lo que escribimos se queda grabado, y, en un momento determinado, hablando en términos judiciales; puede ser utilizado en nuestra contra.
Una joven en Estados Unidos que había publicado en su perfil de My Space su foto utilizando un disfraz de pirata y con una copa en la mano, la acompañó con la leyenda ‘pirata borracha’, y eso le valió la suspensión de su título universitario como maestra. Los reclutadores de personal ya no solo se fijan en la hoja de vida que presenta cada candidato, sino en sus relaciones a través de Facebook, sus participaciones en foros de discusión y lo que escriben en sus blogs (2). Lo que ponemos en la Web se ha convertido en una nueva forma de conocernos, por lo que no está de más reflexionar sobre lo que hablamos en el mundo de la Internet, las imágenes que subimos y hasta lo que compartimos en Twitter. Literalmente, a esas palabras no se las lleva el viento…
Por si le interesa:(1) www.bbc.co.uk/blogs/mundo/un_mundo_feliz/2010/08/un_voraz_huracan_digital#more(2) www.nytimes.com/2010/07/25/magazine/25privacy-t2?_r>1&ref>magazine