Viejos autos norteamericanos de primera mitad del siglo XX recorren aún las calles de La Habana, y la isla acusa regularmente a Washington de intentar “asfixiar” su desarrollo. La mentalidad de la “plaza sitiada” define también esencialmente la política cubana.
Un 70% de la población cubana nació bajo el embargo, recuerdan carteles en La Habana sobre las sanciones también conocidas como el “bloqueo” en la isla. Los crónicos problemas de infraestructura, por ejemplo en las telecomunicaciones y el acceso a Internet, son atribuidos por las autoridades cubanas a los efectos del embargo, aunque detractores del régimen acusan de ello tradicionalmente a mecanismos de represión política.
El embargo económico impuesto de forma casi total por la administración de John F. Kennedy hace 50 años, el 7 de febrero de 1962, repercute de una forma u otra en la sociedad cubana.
“El bloqueo se hace sentir sobre todas y cada una de las esferas económicas y sociales del país. No hay una esfera que esté excluida”, señaló en declaraciones a la agencia dpa Pedro Luis Pedroso, subdirector de asuntos multilaterales del Ministerio de Exteriores cubano. Las limitaciones a la importación de vehículos hacen que sea muy difícil conseguir repuestos automotores en la isla, incluso en el caso de fabricantes europeos.
La llamada ley Helms-Burton aprobada por la administración Clinton en 1996 extiende las sanciones a filiales estadounidenses en terceros países y ha causado ya controversias con la Unión Europea (UE) por la aplicación “extraterritorial” de la legislación norteamericana. “Todas las transacciones cubanas son rastreadas por todo el mundo y Cuba no puede operar en sus transacciones con el dólar norteamericano”, indicó Pedroso. El funcionario cubano recordó también el reciente caso de la empresa estadounidense de transacciones online PayPal, que bloqueó en 2011 el pago del comercio electrónico con productos cubanos en Alemania. Varias cadenas alemanas llamaron después a un boicot contra PayPal.
Las sanciones han causado en cinco décadas pérdidas a Cuba por unos 104.000 millones de dólares, según cifras de La Habana. Entre mayo de 2009 y abril de 2010 se registraron pérdidas por 15,2 millones sólo en el sector de la salud pública, señala el último informe elaborado por el gobierno cubano. Cuba tiene por ejemplo problemas para garantizar los tratamientos de cáncer, señaló Pedroso, un “área muy sensible” en la que “Estados Unidos domina todo el mercado de tecnologías y tratamientos”.
“La población es el target más importante de la política de bloqueo”, sostuvo el funcionario cubano. Mientras los detractores del embargo sostienen que se trata de una “política fracasada” criticada ampliamente a nivel internacional, voces a favor como las alas más duras del exilio cubano anticastrista en Miami señalan que tampoco el enfoque más pragmático da resultados.
“Todos los países del mundo han estado haciendo comercio, turismo, todo tipo de transacciones económicas con el régimen por 50 años y el régimen todavía existe”, dijo recientemente a dpa en Washington la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen, de origen cubano. El embargo estadounidense es desde los tiempos de la Guerra Fría también una pieza clave para definir la política de La Habana, difícilmente concebible sin la fijación en el “enemigo”.
Críticos ven a menudo las acusaciones contra Washington por las sanciones como “excusas” para mantener el sistema político al que acusan de autoritarismo. El presidente Raúl Castro volvió a recordar hace unos días las “condiciones” particulares en las que vive la isla como “plaza sitiada” para justificar el monopolio del poder del Partido Comunista de Cuba. El mandatario, sin embargo, fundamentó también el monopartidismo en el pensamiento del héroe nacional cubano José Martí. La concepción del partido único, consideró asimismo Pedroso, “seguiría siendo válida en ausencia del bloqueo”.