Una ola de escándalo por casos de pedofilia, desde Estados Unidos a Irlanda, y desde México a Canadá o Alemania, sacude a la Iglesia Católica. Incluso, alcanza al papa Benedicto XVI, que el viernes se declaró “afligido”.
Ese día se conoció el caso de un sacerdote que con antecedentes de abusos sexuales fue autorizado a realizar tareas parroquiales en la diócesis en la que el actual Papa era obispo y volvió a reincidir allí.
El sacerdote recibió entonces una condena judicial. En 1980 había sido trasladado del obispado de Essen al de Alta Baviera (Alemania). Luego fue derivado como “colaborador parroquial” a una parroquia en Múnich.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, indicó que el ex vicario general Gerhard Gruber había asumido la “plena responsabilidad” del caso. El Papa “no tiene nada que ver con el hecho”.
Según el diario Suddeutsche Zeitung, Benedicto XVI, en calidad de arzobispo de Múnich, era miembro del consejo consultor del obispado que aprobó el traslado del sacerdote.
Luego de que se conocieron las acusaciones de abusos sexuales y se produjeron las investigaciones policiales fue relevado del cargo el 29 de enero de 1985.
En junio de 1986 el capellán fue condenado a prisión en suspenso por 18 meses por abuso de menores y a pagar una multa.
Los abusos sexuales por parte de sacerdotes alemanes involucra inclusive al prestigioso coro de Ratisbona dirigido entre 1964 y 1994, por el hermano del Papa, Georg Ratzinger.
De hecho, la Iglesia Católica alemana es objeto desde enero de acusaciones de pedofilia y violencia contra niños en escuelas e internados en los 70 y 80.
“Estamos consternados por los actos de violencia a menores y pedimos disculpas a las víctimas de crímenes de pedofilia”, declaró el presidente de la conferencia episcopal alemana, monseñor Robert Zollitsch, tras reunirse con el Papa, para analizar esos casos.
Además, el gobierno alemán ha criticado duramente a la jerarquía de la Iglesia Católica por haber ocultado con “un muro silencio” el escándalo, que se extiende día a día a otros países de Europa. En particular Irlanda, Holanda, Austria y hasta a Italia.
La cantidad de casos por pedofilia generó, además, un debate sobre las repercusiones del celibato y la abstinencia sexual de los sacerdotes. “El celibato es la señal de una consagración entera al Señor y a los asuntos del Señor, una expresión de la entrega a Dios y a los otros”, declaró el Papa al recibir en el Vaticano a los participantes en una conferencia teológica.
Benedicto XVI confirmó que “el valor sagrado del celibato, que en la Iglesia latina es un carisma exigido para la ordenación y es considerado también como algo positivo en las Iglesias orientales”.
Pese a ello, comienzan a elevarse voces dentro de la iglesia contra esa medida secular. El arzobispo austríaco de Salzburgo, Alois Kothgasser, dijo que “los tiempos y la sociedad han cambiado… La Iglesia debe preguntarse si puede mantener este modo de vida o si algo debe cambiar”.
El arzobispo Silvano María Tomasi, en septiembre de 2009 en la Santa Sede, afirmó: “Sabemos ahora que en los últimos 50 años en algún lugar entre el 1,5% y el 5% del clero católico ha estado involucrado en casos de abuso sexual”. En 2001, surgieron demandas en Estados Unidos e Irlanda, alegando que algunos sacerdotes habían abusado sexualmente de menores y que sus superiores habían conspirado para ocultar y encubrir de otra manera sus conductas criminales.
En EE.UU., la mayoría de los supuestos abusadores estaba bajo el control de los párrocos de la diócesis. Mientras que también hubo un número significativo de casos de abuso de participación de los párrocos en Irlanda.
Otro gran escándalo en abusos que se alega han sido cometidos por miembros de órdenes religiosas que trabajan en instituciones dirigidas, como orfanatos y escuelas de la reforma.