Gonzalo Padilla
Se quiere hacer pensar que lo que se está haciendo es lo mejor para la ciudad. Pero la verdad es que no es así, la distribución de nuestra ciudad amerita tener miniterminales, para poder dar un mejor servicio a la ciudadanía.
Y también porque si no hubieran tomado esa decisión a tiempo ya tendrían pérdidas, es por eso que una a una se han ido sumando: Flota Imbabura, Panamericana, Transportes Ecuador, Trans Esmeraldas y Reina del Camino.
Quizás una de las razones que motivó a estas empresas era el hecho de que la actual terminal terrestre no ofrece las condiciones de seguridad, por tanto considero que las futuras terminales tampoco lo van a hacer, por cuanto todo se maneja políticamente y no técnicamente.
Como es sabido, se asentarán las ventas formales e informales y con ello la delincuencia.
Entre genios y adivinos deciden por dónde deben ir, dizque para que no contaminen la ciudad, pero acaso no contamina más hacerles dar la vuelta a los vehículos que van por la vía a Los Bancos, Pedro Vicente, Puerto Quito y La Independencia, que salgan por la Nueva Oriental y den toda una vuelta.
Se habla de integración, pero lo único que va a suceder es que los compatriotas van a dejar de ir al norte o al sur, dependiendo del sector en que viven, por cuanto les va a resultar muy oneroso.
Mientras no exista un servicio de transporte público digno, no pretendan hacer genialidades; y no es cuestión de utilizar los medios de comunicación (prensa, televisión, hojas volantes), como sucede con la falta de parqueaderos en Quito.
Quito ha elegido administradores, no se les ha vendido la ciudad, para que tomen decisiones para su propio beneficio, como se está pretendiendo hacer con la peatonalización del Centro Histórico, donde los parqueaderos van a ser uso exclusivo de los funcionarios.